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EL DÍA DEL BAILE HABÍA LLEGADO y los asistentes se encontraban llenando la gran mansión de los Rosier.
Convencer a sus padres de dejarla asistir a este baile tomó por lo menos cinco cartas y un vociferador, en donde prácticamente había rogado por el permiso.
También había enviado una carta a sus hermanos, pidiéndoles que persuadieran a sus padres para que la dejaran asistir al baile. Finalmente todos sus esfuerzos valieron la pena.
La noticia no le había hecho gracia a ninguno de los merodeadores (excepto a Sirius, que era el único que sabía todo el contexto detrás), especialmente a Remus.
Peter y James en todo momento trataron de persuadir a Luan de no asistir a la gala.
—Luan, ¿podrías recordarme de nuevo, por qué estás yendo? —Peter le preguntó mientras veía como Marlene luchaba por arreglarle el delineado.
—Ya te lo dije, Peter. Mi abuela me lo pidió.
No era del todo mentira, Luan había enviado una lechuza a su abuela, Ilda Moore, para informarle de la invitación que había recibido y de lo que Evan le había dicho sobre Vinda. Su abuela le respondió que se cuidara, que cuidara sus respuestas y que le avisara si preguntaba por ella.
—Además, ya les dije que no iré sola, Regulus estará allí.
—Sí, al menos Evan no se va a atrever a hacer nada en presencia de Regulus.
—Que es la razón por la que no debes separarte de Reggie en toda la noche —Dorcas le recordó.
—¡También voy! —Pandora entró corriendo a la habitación, dando unos pequeños saltos por doquier.
La rubia había dicho que no asistiría debido a que su vestido había sufrido daños durante el viaje a Hogwarts.
—Claro, no podría ser una fiesta de élites sin la Lestrange más agradable —Luan dijo, con una sonrisa.
