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EL INICIO DEL QUINTO AÑO ESTUVO LLENO DE CAMBIOS, empezando por el hecho de que durante el verano, Sirius finalmente se mudó a casa de Luan. Sus padres lo acogieron como si de un hijo más se tratara, sus hermanos lo trataron como la trataban a ella o incluso mejor; y los días en la casa Moore se volvían cada vez mejores gracias a la presencia de Sirius Black.
Aunque, Sirius había dicho que estaba pensando en mudarse de nuevo, con los Potter. A Luan no le entusiasmaba la idea, al igual que a sus padres o hermanos, que ya se habían acostumbrado a la presencia del pelinegro, pero apoyaron su idea de cualquier modo.
Luan había empezado su quinto año también con muchos cambios, tanto de pensamiento como físicos. El verano había terminado y de nuevo Luan se encontraba recorriendo los pasillos de Hogwarts.
Uno de los cambios más significativos y evidentes eran sus boobies, no se sentía avergonzada, en realidad se sentía muy orgullosa de ellas. Marlene le había hecho un par de cumplidos en el tren, lo que elevó aún más su confianza.
Además de eso, ahora Luan era un mar de hormonas.
Todavía no entendía por qué, ni cómo, pero durante las vacaciones se dio cuenta de que ya no podía pasar mucho tiempo cerca de Remus Lupin sin pensar en besarlo.
Aunque en realidad, en el fondo sí sabía por qué. Y odiaba que hubiera sido tan repentino.
Marlene, Lily, Dorcas y Pandora fueron las primeras en enterarse de esto, Luan les contó el segundo día después de llegar, cuando no aguantaba más.
Sabía que no podía confiar en Peter ni en James o Sirius, ellos irían corriendo a contarle a Remus, entonces Luan nos asesinaría y tendría que ir a Azkaban, pero ninguno de ellos lo valía.
—Lo sabía —Marlene fue la primera en hablar, se encontraban sentadas en el césped, cerca de el lago negro—. Lo supe desde que me contaste que durmieron juntos.
