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TAN RÁPIDO COMO febrero se terminó, marzo dió inicio. Específicamente, nueve días habían pasado.
—Remus —Lily lo llamó al ver que se encontraba mirando el fuego de la chimenea tan fijamente—. Mañana es tu cumpleaños, ¿has pensando en hacer algo?
Remus se encogió de hombros y sonrió de lado con desdén.
—Espero que sea un día normal como cualquier otro.
—Sabes que James, Sirius y Peter no dejarán que sea un día normal como cualquier otro, ¿verdad?
Remus sonrió levemente. Lily imitó su acción.
—Lo sé.
Él volvió a mirar fijamente el fuego, Lily se incorporó en su asiento con preocupación. Últimamente no podía mantener una conversación de más de dos minutos con Remus, nunca lo había visto tan decaído, ni siquiera luego de sus lunas llenas.
Sí, Lily ya se ha enterado de su condición. Lo dedujo ella misma, a decir verdad.
—¿Remus? Ya dime qué tienes, estoy preocupada por ti.
—Estoy perfectamente bien, Lily, no sé a qué te refieres.
—Avísale a tu cara. Últimamente estás en otro planeta, hablas menos y la verdad nunca te había visto así, te ves muy mal.
—Gracias por los cumplidos —ironizó, Lily le dió una mala mirada que lo hizo suspirar pesadamente—. Es complicado, Lily.
—Tienes suerte de que me gusta lo complicado —La pelirroja dijo, sentándose a un lado de su amigo—, cuéntame qué te sucede, tal vez pueda ayudarte.
Remus apretó los labios, pensando en las palabras adecuadas para descubrir todo lo que pasaba por su mente.
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—¡Feliz cumpleaños a ti! —Sirius canturreó— ¡Feliz cumpleaños a ti!
—¡Feliz cumpleaños querido Remus! —Lily y los demás alumnos presentes que tomaban su desayuno le siguieron la corriente, un pastel de chocolate apareció frente a Remus gracias a los elfos.
—¡Feliz cumpleaños a ti! —todo el comedor de alumnos finalizó.
—¡Wow! ¡Dieciséis años! —Lily intentó animar a su amigo— ¡Eso es de locos!
Un estruendo se escuchó desde la entrada del gran comedor, el grupo de Gryffindors y algunos otros alumnos curiosos giraron sus cabezas pensando que se trataba de una broma de James o Sirius, pero se sorprendieron cuando encontraron a un par muy peculiar: Luan Moore y Beverly Greengrass corrían hacia la mesa de Ravenclaw carcajeándose.
