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HABÍAN PASADO DOS DÍAS DESDE la "cita" de Remus y Luan. No habían hablado mucho pues al día siguiente Remus durmió todo el día y en la noche estuvo ocupado.
El lunes por la mañana se encontraba de camino a la enfermería, junto a sus amigos, llevaba unas barras de chocolate para entregárselas a Remus.
—Me enteré de tu cita. —un sonriente Sirius Black llegó a su lado.
—Hm, qué bien. —respondió sin darle mucha importancia. Su vista estaba al frente y su mente divagaba en los distintos temas que debía estudiar para los exámenes que venían en camino.
—Acabas de desayunar, no puede ser que ya estés de mal humor. —James se unió a su conversación, caminando al otro lado de ella.
Luan volteó a mirarlo, con el ceño fruncido.
—No estoy de mal humor.
—¿Entonces por qué me respondiste así?
—¿Qué esperabas que dijera?
—No sé, que lo negaras, al menos. —Black se encogió de hombros.
—¿Por qué lo negaría? Además, no sé si fue una cita como tal. Sólo estábamos en la torre de astronomía.
—¿Y qué hicieron? —Sirius preguntó con malicia.
—No entiendo a qué quieres llegar con esto, Black —Sirius pareció ofendido—. Lo siento. No entiendo a qué quieres llegar con esto, Sirius. —Luan se corrigió.
—Sólo quiero que me digas que te gusta Remus, es todo. Él nos dijo que fue una cita.
—No me gusta Remus. Y tal vez sí fue una cita. Estuvo bien.
