Parte 30

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Era un poco tarde, todos se iban marchando poco a poco, no sin antes felicitar a Nathan por la fiesta. Había quedado increíble, pasaron unas horas únicas, algunos con lagrimas alrededor de sus mejillas al imaginar que pudiera ser una de las últimas. También teniendo en cuenta que su amistad no acabaría, nunca.

El le había propuesto a Stana llevarla, ya que Tamala se había retirado temprano y no tenía carro. Las calles se volvían soledades, un bosque con algunos focos.

- Quieres irte a casa ya? - preguntaba Nathan, mientras pasaba su mano por su hombro.

- Si por favor, estoy cansada, quiero dormir. - ella sonrió un poco.

- Vale

Ambos empezaban a levantarse del sofá cuando la cabeza de Stana dio un par de vueltas. Pudo sentir sus pies rendirse, moviéndose, atrás-delante. Los síntomas del embarazo empezaban a notarse cada día mas. Nathan la sostuvo inmediatamente.

- heeeey!!!! - la volvió a incorporar en el sillón - Te sientes bien? - estaba preocupado - te pasa algo?

- puso su mano es su rodilla, tratando de sonreír - Si, solo fue un mareo, ha sido un día agotador - no era el momento para contarle lo de su embarazo, no aun, quería que fuera especial, no una vía de escapatoria porque se sentía mal.

- Vale, pero así no iras a casa. - la miro, no sabia de que hablaba - digo que te quedas esta noche aquí, estaré más tranquilo. En tu apartamento estarás sola... Y si te vuelves a marear o te desmayas, hoy te quedas aquí - dijo imponente.

- Nathan... - no quería, deseaba hacerlo pero tenía miedo que notara algo, su embarazo para ser específico.

- Nada, no hay nada mas que hablar. Te quedas en mi cuarto y yo me voy al de visitas.

- No es necesario, yo estoy bien - tratando de pararse, pero volvió a sentirse débil, el la volvió a sujetar.

- Ves, no estas bien - Stana solo coloco sus manos en la cabeza.

- Me puedes traer un poco de agua.

Nathan salió directo a la cocina. En menos de un minuto regresaba. Le entrego el vaso, el cual ella bebió despacio, tranquilamente.

- Creo que si será mejor que me quede, gracias por preocuparte por mi.

- Siempre.

Nathan sabia que ella malamente podía sostenerse, aun la cabeza le daba vueltas. La tomo en sus brazos y la llevó hasta a su cuarto. El recorrido fue especial, después de todo, el volvía a sentir su olor, sus manos entrelazadas a su cuello.

La coloco, a lo que Stana se acomodo junto a la almohada. Al verlo retirarse, dijo:

- Nate - el pudo ver sus ojos, inmediatamente entendió. Entre ellos no se necesitaban palabras, sus ojos eran el espejo de su corazón.

Se quito la camisa, los zapatos y se coloco a su lado. Ella se giró para instalar su cara en su pecho, mientras el recorría su espalda con sus manos. Por unos momentos ella cerró los ojos, estuvo deseando estar así, junto a el.

- Sabes? - ella levanto la cabeza, para poder mirarlo a los ojos - pensé que nunca más volvería estar así, junto a ti. - ella frunció el ceño - es que pensé que ya no me querías, que el tiempo que pase en hospital había logrado que te olvidaras de mi - el no podía recordar todos los dias en los que ella le suplicaba que despertara, diciéndole cuanto le amaba - después con mis tonterías - ella coloco sus manos sus labios.

- Eso es pasado, ahora lo que importa es nuestro presente, y se que fui muy tonta, y que debí estar contigo, no sabes cuando me arrepiento pero nunca - giro su cara para que quedaran mas cerca - óyeme bien, nunca dudes de lo mucho que te amo y se que eso es lo único que no puede cambiar, jamás. - se acercó un poco mas, haciendo que sus labios se rozaran y volvieran a unirse como horas atrás.

- Yo te amo mucho mas.

Ambos después de mucho tiempo volvían a estar juntos, sintiendo el calor de su piel y su abrazo, protegidos.

Ternura.

Amor.

Complicidad.

Mi Corazón Es TuyoWhere stories live. Discover now