Parte 2

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Cuando el teléfono realizo varias vibraciones en la cama, deseo que no tuviera que grabar ese día. Nunca había sido exigente consigo mismo en cuanto a la hora, no tenía ni que maquillarse, ni peinarse como las chicas, pero odiaba esperar por otro actor. Tampoco le gustaba que esperaran por él.

Nathan se levanto con una cara de pocos amigos, como todos los martes, la verdad que no recordaba el motivo exacto, pero todos los martes el recuerdo de la última vez que hicieron el amor aparecía en su cabeza, viviéndolo casi en aquel instante.

Su casa no estaba tan lejos del foro, aunque si pasaba varios minutos contemplando las montañas y los árboles, que hacían el recorrido más largo.

A comparación de Stana, que para aquellas horas ya debería estar lista, en su camerino, repasando las líneas una y otro vez. Extrañaba cuando ellos lo hacían juntos. Ahora solo se hablaban para grabar o en alguna duda en las escenas, pero atrás de eso, ya no había relación alguna, ni siquiera como amigos.

Quería hablar con ella y aclarar todo, pero cada vez era peor y doloroso. Aún recuerda cuando fue la última vez que ambos decidieron sentarse y hablar como personas, aquella en la cual ella ni siquiera le dejo explicar el malentendido, terminando su relación por completo. Tampoco tenía el valor para preguntarle sobre la subasta.

- Hey Nate! – dijo John.

- Hola bro.

- Y esa cara tuya? Volviste a beber.

- Solo una copa.

- Pero...

- Lo tenía que hacer.

- Porque te matas con los capítulos? Deberías dejar eso a un lado, deberías dejarla a un lado y seguir con tu vida. Hoy por la noche unos amigos y yo nos vamos a un club, te haría bien venir con nosotros.

- No se.

- Vamos Nathan. Hace cuando que no sales por ahí a divertirte un poco? Creo que desde que Stana fue con Kris a la fiesta. Te haría bien unas cuantas nenas y una noche loca.

- Pero...

- Pero nada, no voy a permitir que mi amigo se pase toda la vida así. Tienes que entender que ya termino. A me hubiera encantado que lo de vosotros funcionara, en serio, ambos se veían felices, pero tienes que seguir con tu vida.

- Creo que será lo mejor, también.

- Ya sabes entonces, mismo lugar, misma hora.

- Gracias por todo.

Después siguió su camino para el camerino, no sin antes tropezarse con Stana. Esta vez, como las otras, pasaron como si nunca en la vida se hubieran visto.

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- Se acercó a su oído – es mejor terminar la fiesta en otro lugar. – decía una de las chicas con la que había salido.

- Lo que tú digas. Me voy – dijo para los demás.

Tomo la mano de la pelirroja con ojos verdes que lo acompañaba. A menos de 100 metros se encontraba la sala VIP de aquel club. Ella tomo las iniciativas y deslizo sus manos para empezar a desabrochar su camisa azul. Con las copas que había bebido en aquel instante, le siguió el paso. Tomo su cuerpo. Lo poseyó y toco, el crop-top dejo libre sus pechos y el sujetador. En aquel momento no pudo pensar en nada más.

La chica lo cerró hacia la cama para después lanzarlo a ella, mientras que lo visualizaba. Nathan se dejó guiar. Sus manos masajeaban su pelo oscuro y suave. Ella volvió a apresar su cuello, mordiéndolo.

Se levantó para desabrochar su sujetador amarillo, entonces Nathan tuvo tiempo para pensar o imaginar.

La cara de Stana apareció sin sentido. Pudo ver sus sonrisa pícara y como era ella hora a quien estaba a punto de hacerle el amor. Batió la cabeza unos segundos tratando de sacarla de su mente.

Cerro y abrió los ojos.

Nada.

La pelirroja regreso a Nathan para seguir lo pendiente, pero el no pudo.

- Perdona – le susurro – lo siento mucho. – tomo su camisa, se arregló el pantalón y solo manejo toda la noche.

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