82, the quidditch try-out

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—Yo todavía tengo las marcas que me hicieron aquellos cerebros en el ministerio
cuando me agarraron, mira —terció Ron arremangándose la túnica.

—Y por si fuera poco, este verano has crecido más de un palmo —concluyó Hermione haciendo caso omiso de Ron.

—Yo también soy alto —adujo Ron a la desesperada.

En ese momento llegaron las lechuzas del correo, y al entrar por las ventanas salpicaron gotas de lluvia por todas partes. La mayoría de los alumnos recibía más correo de lo habitual porque los padres, preocupados, querían saber cómo les iba a sus hijos y, asimismo, tranquilizarlos respecto a que en casa todos seguían bien. Aries, Harry y Ron recibieron paquetes. Aries sonrió al ver la caligrafía de su padre en el sobre.

—¡Aja! —exclamó Harry al desenvolver su paquete y encontrar un ejemplar de Elaboración de pociones avanzadas nuevecito, recién llegado de Flourish y Blotts.

—Mira qué bien —comentó Hermione, encantada—. Ahora podrás devolver ese libro garabateado.

—Ni hablar —repuso Harry—. Me lo quedaré. Ya verás, lo he estado pensando y…

Sacó el viejo ejemplar del Príncipe Mestizo de su mochila y tocó la cubierta con la varita al tiempo que murmuraba: «¡Diffindo!» La cubierta se separó del libro. Acto seguido repitió la operación con el libro nuevo ante la escandalizada mirada de Hermione. Luego intercambió las cubiertas, les dio unos toques y dijo: «¡Reparo!» Ante ellos tenían el ejemplar del príncipe, disfrazado de libro nuevo, y el que acababa de llegar de Flourish y Blotts, convertido en un libro de segunda mano.

—A Slughorn le devolveré el nuevo con la cubierta vieja. No puede quejarse, me ha costado nueve galeones.

Hermione apretó los labios y se enfurruñó, pero la distrajo una tercera lechuza que aterrizó delante de ella con El Profeta de ese día. Lo extendió rápidamente y leyó la primera plana.

—¿Ha muerto alguien que conozcamos? —preguntó Ron con ligereza. Formulaba la misma pregunta con el mismo tono cada vez que Hermione abría el periódico.

—No, pero ha habido más ataques de dementores. Y una detención.

—Me alegro. ¿A quién han detenido? —preguntó Aries, pensando en Bellatrix
Lestrange.

—A Stan Shunpike —contestó Hermione.

—¿Qué? —se extrañó Harry.

—«Stanley Shunpike, el cobrador del autobús noctámbulo (el popular vehículo), ha sido detenido como sospechoso de ser mortífago. El señor Shunpike, de veintiún años, fue detenido a última hora de anoche tras una redada en su casa de Clapham…»

—¿Que Stan Shunpike es un mortífago? —se asombró Harry—. ¡No puede ser!

—Quizá esté bajo una maldición imperius —sugirió Ron—. Nunca se sabe.

—No lo parece —discrepó Hermione, que seguía leyendo—. Aquí dice que lo detuvieron porque en un pub lo oyeron hablar acerca de los planes secretos de los mortífagos. —Levantó la cabeza y miró a sus amigos con ceño—. Si hubiera estado bajo una maldición imperius no se habría puesto a cotillear sobre esos planes, ¿no les parece?

—Quizá intentaba aparentar que sabía más cosas de las que en realidad sabía —argumentó Ron—. ¿No era él quien aseguraba que iban a nombrarlo ministro de Magia cuando pretendía ligar con aquellas veelas?

—Sí, era él —afirmó Harry—. No sé a qué juegan, mira que tomarse en serio a Stan…

—Supongo que pretenden demostrar a la comunidad mágica que son eficaces
—discurrió Hermione—. La gente está muerta de miedo. ¿Sabían que los padres de las gemelas Patil quieren llevárselas a casa? ¿Y que Eloise Midgeon ya se ha marchado? Su padre vino a recogerla anoche.

SOULMATES ━Harry J. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora