81, harry reaches aries

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—Señor… —dijo Harry levantando la mano.

—¿Qué pasa, Harry?

—No tengo libro, ni balanza, ni nada. Y Ron tampoco. Verá, es que no sabíamos que podríamos cursar el ÉXTASIS de Pociones…

—¡Ah, sí! Ya me lo ha comentado la profesora McGonagall. No te preocupes, amigo mío, no pasa nada. Hoy pueden utilizar los ingredientes del armario de material, y estoy seguro de que encontraremos alguna balanza. Además, aquí hay unos libros de texto de otros años que servirán hasta que puedan escribir a Flourish y Blotts…

Slughorn se dirigió hacia un armario que había en un rincón y, tras hurgar en él, regresó con dos ejemplares viejos de Elaboración de pociones avanzadas, de Libatius Borage, que entregó a Harry y Ron junto con dos deslustradas balanzas.

—Muy bien —dijo, y regresó al fondo de la clase hinchando el pecho, ya muy abultado, hasta tal punto que los botones del chaleco amenazaron con desprendérsele—. He preparado algunas pociones para que les echen un vistazo. Es de esas cosas que deberían poder hacer cuando hayan terminado el ÉXTASIS. Seguro que habrán oído hablar de ellas, aunque nunca las hayan  preparado. ¿Alguien puede decirme cuál es ésta?

Señaló el caldero más cercano a la mesa de Slytherin. Aries se levantó un poco
del asiento y vió que en el cacharro hervía un líquido que parecía agua normal y corriente. Aries supo de inmediato de qué se trataba.

La bien adiestrada mano de Hermione se alzó antes que ninguna otra; Slughorn la señaló.

—Es Veritaserum, una poción incolora e inodora que obliga a quien la bebe a decir la verdad —contestó Hermione.

—¡Estupendo, estupendo! —la felicitó el profesor, muy complacido—. Esta otra —continuó, y señaló el caldero cercano a la mesa de Ravenclaw— es muy conocida y últimamente aparece en unos folletos distribuidos por el ministerio. ¿Alguien sabe…?

La mano de Hermione volvió a ser la más rápida. Aries sonrió, no tenía intención de levantar la mano, de todas maneras los puntos los ganaba Gryffindor.

—Es poción multijugos, señor —dijo.

Aries también había reconocido la sustancia, que borboteaba con lentitud y tenía una consistencia parecida a la del lodo.

—¡Excelente, excelente! Y ahora, esta de aquí… ¿Sí, querida? —dijo Slughorn mirando con cierto desconcierto a Hermione, que volvía a tener la mano levantada.

—¡Es Amortentia!

—En efecto. Bien, parece innecesario preguntarlo —dijo Slughorn, impresionado—, pero supongo que sabes qué efecto produce, ¿verdad?

—Es el filtro de amor más potente que existe —respondió Hermione.

—¡Exacto! La has reconocido por su característico brillo nacarado, ¿no?

—Sí, y porque el vapor asciende formando unas inconfundibles espirales —agregó ella con entusiasmo—. Y se supone que para cada uno tiene un olor diferente, según lo que nos atraiga. Yo huelo a césped recién cortado y a pergamino nuevo y a… —Pero se sonrojó un poco y no terminó la frase.

—¿Puedes decirme tu nombre, querida? —le preguntó Slughorn sin reparar en su
bochorno.

—Me llamo Hermione Granger, señor.

—¿Granger? ¿Granger? ¿Tienes algún parentesco con Héctor Dagworth-Granger,
fundador de la Rimbombante Sociedad de Amigos de las Pociones?

—No, me parece que no, señor. Yo soy hija de muggles.

SOULMATES ━Harry J. PotterWhere stories live. Discover now