25: 22 por siempre

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—Cielos. Me di cuenta. No tenían que hacerlo, pero gracias. —Emma sonrió, y tomó los tres regalos—. Pasen, por fa. Iré a guardar mis regalos —rio—. Ya vuelvo, ya vuelvo —les dijo de forma acelerada por el entusiasmo, y se metió a la casa donde se topó con su papá cerca de la sala, él se acercó misteriosamente a ella.

—¿Y el honorable? —susurró.

Emma sonrió, poniendo los regalos sobre el sofá.

—El honorable llegará en tres horas o más.

—Espero que menos.

—Yo también —curioseó dentro de la bolsa que le dio Escarlata. Era un bolso marrón.

—¿Estás pasándola bien? —quiso asegurarse.

Emma dejó los regalos, diciendo:

—Por supuesto que sí —le sacudió la camiseta blanca que en realidad estaba en perfecto estado—. Creo que ya me pasé con la pizza. Eso me recuerda a que debo darle de comer a mis amigas. Nos vemos luego —le dio un golpecito en el hombro, y Jake la observó con curiosidad, en tanto se alejaba de él, es que aún no terminaba de dimensionar la fortaleza de su florecita. Había pasado tanto y en tan poco tiempo. Tenía mucho que aprender de ella. Todos.

Sus amigas estaban sentadas en unos sofás del jardín, y ya estaban comiendo pizza para cuando ella llegó.

—¿Le gusta? —tomó asiento en paralelo a ellas—. Es del restaurante donde hacemos brunch con Gennie.

—Es una delicia —respondió Alicia.

—¿Y Colin? —preguntó Escarlata.

—En la universidad —aceptó la rebanada de pizza de pepperoni que un empleado le trajo.

—¿Vino a tu gran almuerzo de cumpleaños? —inquirió. Ni Escarlata pudo resistirse al sabor de la pizza, la disfrutó.

—Claro que no —sacudió su cabeza, viendo su rebanada—. No le hubiese dado el tiempo.

—Hay un jardín dentro de tu casa —señaló Alicia.

Emma entrecerró sus ojos, tardó un segundo en captar.

—¡Ah! —rio—. Recibí muchas flores, sí.

—Y ahí vienen más —dijo Gen, con su barbilla apuntó hacia tras de Emma.

Emma volteó en su butaca baja sin respaldo, y su corazón sonrió cuando vio a Eugene trayéndole un ramo de girasoles, otro ramo más de girasoles, él la saludó agitando su mano, y ella dejó rápidamente su rebana de pizza para correr hacia él. Se reunieron en un abrazo que casi aplastó a las flores. Eugene pocas veces se sentía tan feliz como cuando veía a Emma... feliz. No podía evitarlo. Tal vez ella tenía otros amigos, tal vez ella no sentía lo mismo, pero, para él, ella era su mejor amiga, y siempre lo iba a hacer. Quizás en el pasado, en alguna ocasión, no había actuado de la mejor manera, quizá debió haberla llamado cuando terminó con Colin el verano anterior, quizá debió haberse esforzado por darle más, quizá pudo haber impedido que pasara por ese horror, pero en la actualidad no había espacio para los quizás, porque estaba completamente seguro de que estaría para ella hasta el final.

—¡Feliz cumpleaños a mi mejor amiga! —Y finalmente lo dijo.

—¿¡Quién eres tú!? —Gillou agitó su puño desde donde estaba.

Eugene rio, y Emma volvió a abrazarlo.

—Gracias, gracias —susurró, con su mejilla pegada al pecho de él.

—Te quiero, Emmy. Esta es la primera vez que le regalo flores a una mujer que no sea mi madre —le besó la cabeza, y alzó su mirada, haciendo contacto con los ojos de la castaña más hermosa que había visto en su vida, sin embargo, regresó al cumpleaños de su mejor amiga en cuanto ésta se apartó de él.

Las Cenizas De Emma© #3Where stories live. Discover now