19.♧[Parte II]

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Coloco una mano encima del sobre y comienzo a atraerlo hacia mí. Es mejor no decir nada de ese asunto y dejar que esta noticia de Louis sea el único impacto que reciban hoy.

-Aún hay algo que no entiendo...-comienza a decir Damián. Alzo la vista lentamente y la clavo en él.-que demonios pasa con mi madre y porque Valeria tuvo que defenderte de ella...-detengo el camino del sobre en cuanto todos clavan sus ojos en mí. Bajo la vista nuevamente al objeto bajo mi mano.
-Tu madre y Gabriel han tenido altercados más de una vez...-cuando esas palabras salen de los labios de mi hermana, alzo la mirada y la clavo en ella.-Valeria lo defendió de ella...-Valeria aprieta los puños con fuerza, pero no dice una sola palabra. Ella merece saber lo que sucede, incluso si esa verdad le va a doler o le cambiará la imagen que tiene de mí.

Bajo la mirada al sobre bajo mi mano y finalmente lo levanto de la madera. La verdad de mi pasado ha estado mucho tiempo escondida en este sobre y aunque no sé las consecuencias que traerá revelarla, ya es tiempo de dejar que sepan todo.

-Esta porquería se pone cada vez peor y todo desde que apareciste tú...-le dice Samuel a Valeria con rabia. El odio entre ambos llega a ser fastidioso después de un rato.
-Las cosas estaban mal desde hace mucho, pero jamás quisiste verlo...-se defiende ella con rabia. Esta discusión se volverá repetitiva, lo veo venir.
-Ustedes dos son un maldito fastidio...-dice Damián mientras se masajea las sienes. Es la primera vez que se ve como alguien mayor.

Abro el sobre con manos temblorosas y, con mucha lentitud, coloco el contenido sobre la mesa mientras ellos siguen discutiendo. Alzo la mirada lentamente, con el corazón en la boca y la ansiedad recorriendo mi sistema.

Están muy metidos en su discusión, así que solo aguardo en silencio hasta que alguno lo vea. No puedo mirar nada de lo que hay en esa mesa o podría vomitar todo lo poco que he comido.

-Esta discusión no llegará a ningún lado...-dice Samuel fastidiado. Sin embargo, no recibe respuesta de Valeria porque ella tiene su atención puesta en otro lado.

Los tres, al ver que la atacante de Samuel no responde y mantiene su vista pegada en un sitio, la imitan en completo silencio. Julieta acerca su rostro un poco más que los demás para mirar más de cerca lo que hay sobre la mesa.

No me atrevo a bajar la mirada para hacer lo mismo que ellos porque la simple idea de hacerlo me resulta repugnante. Tomo una gran bocanada de aire para poder explicar todo lo que hay aquí, pero para hacer eso, tuve que bajar la mirada hacia la mesa y arrastrar mi dedo hacia el lugar indicado.

-Quince de septiembre, doce años de edad, cinco meses después de la muerte de mi padre...-alzo la mirada y la clavo en Julieta. Sus ojos están vidriosos por las lágrimas que se han arremolinado en ellos.-esa...-me cuesta hablar debido al nudo que se me ha hecho en la garganta.-fue la primera vez que fui violado por mi madrastra en mi propia habitación...-las lágrimas bajan con violencia por las mejillas de mi hermana a en cuanto esas palabras escapan de mis labios. Ruego al cielo que no sienta culpa por esto.

Samuel mantiene su mirada pegada en el suelo, Valeria en las fotografías pegadas en la hoja de álbum que fue especialmente diseñada para mí y Damián en algún punto de la pared. Desearía leer mentes para saber que piensan ahora mismo.

-¿Pero que clase de maldita enferma hace esa puta mierda?...-dice Samuel rompiendo el hechizo en el que estaba metido. Posa la mirada en las fotografías y un gemido escapa de sus labios.-¡MIERDA!...-grita con rabia mientras golpea la mesa. Dudo por unos instantes, pero finalmente clavo la mirada en Valeria.
-¿Po...Porque tienen fechas debajo de ellas?...-pregunta con voz temblorosa. No tardo mucho en darme cuenta que esta llorando porque una lágrima cae sobre la madera.
-Son un recordatorio, para que no olvidara el día exacto en el que me castigaron por intentar defenderme de todas sus atrocidades...-Damián limpia su nariz con el dorso de su mano y levanta la mirada para mirarme.
-¿Cuánto duró todo esto?...-pregunta casi audible. Mentir ahora es inútil.
-Hasta que cumplí veinticinco años y pude escapar de ahí...-enreda una mano en su cabello y lo jala con fuerza. Valeria gira su rostro ligeramente para dejar salir un gemido.
-¿Dijiste "castigaron"?...-pregunta Julieta con el ceño fruncido y los ojos llenos de más lagrimas. La mirada de todos se posa sobre mí.

Pido al cielo que esto se acabe pronto, que esta confesión amarga se desaparezca en el aire y con ella pueda irme yo. Me siento derecho en el sillón antes de responder a esa duda que todos tienen.

-Fui golpeado y violado por doce mujeres diferentes durante mi infancia y adolescencia...-todos sueltan un gemido casi al mismo tiempo en cuanto eso sale de mi boca. Valeria cubre su boca para evitar que sus gemidos salgan de ella mientras se inclina de tal forma que su frente roza la mesa; Julieta mantiene los ojos cerrados mientras mese al tiempo que sostiene su corazón con ambas manos. Samuel y Damián sólo cubren sus ojos con una mano, pero igual puedo ver las lágrimas descendiendo sobre sus mejillas.

Julieta se levanta y avanza lentamente hasta hacia mí. Cuando se hinca frente a mí, puedo ver que sus mejillas están empapadas por las lágrimas, sus ojos están rojos y cargados de tristeza, rabia e impotencia. Es como si le hubiera arrebatado la vida.

-Mi niño...-dice en un susurro mientras acaricia mi mejilla con su mano. El llanto le impide continuar con su mano en mi mejilla.

Valeria se levanta lentamente del sillón y comienza a caminar hacia la puerta para luego salir de la habitación. Sabía que esto dañaría la imagen que tenían sobre mí, pero alguien debía saber la verdad.

La frente de Julieta pega contra mi rodilla mientras sus lágrimas y gemidos siguen saliendo cada vez más cargados de dolor. Verlos a todos así hace que mi pecho arda con furia.

Poso la mirada en Samuel y él en mí. Sin tener que decir una palabra o emitir un sonido, sé que ambos recordamos la conversación que dejamos a medias una vez.

*Latido* *Latido* *Latido*

-Estoy jodido, Samuel...-coloca una mano sobre mi hombro y me regala una pequeña sonrisa.-estoy atado a un sitio del que no hay salida alguna...-estaba hundido, perdido y encerrado en mi propio abismo.
-¿Pues dime quién no lo está? Créeme que nada podría ser tan grave como para obligarte a estar atado a un sitio en el que no deseas estar...-quería creer en sus palabras. Quería creer que todos tenían un infierno igual al mío, que sentían el dolor que sentía y que no estaba sólo. Sus palabras me hicieron creerlo.

*Latido*

Pero finalmente entiendo que el único jodido en esta historia soy y siempre seré yo.

Condena Prometida. ♧ [Completa]Where stories live. Discover now