Cuando el idol Taehyung es atacado por haters, queda en peligro no sólo su vida sino también la de su mejor amigo, Jimin.
Es ahí cuando su agencia le asigna al mejor guardaespaldas, pero... ¿será suficiente para proteger a ambos?
[Narración + Socia...
A pesar de las palabras del chico, Tae solo suspiró sin borrar la sonrisa fanfarrona de su cara.
—Dios, yo de verdad creí que me odiaban porque era un mal artista, o incluso bisexual, la discriminación es un tema feo, pero al menos tenía más sentido en mi mente. Pero no eres ni hater ni homofóbico, solo eres un patético perdedor que tiene que culpar a otros de su suerte. Lamento decirte que el matarme a golpes no te va a quitar lo perdedor.
El pie del chico presionó con fuerza su pecho, Tae tenía esa bota casi en el rostro, pero luego el sujeto metió la mano en su bolsillo y sacó algo metálico con una sonrisa inquietante.
—Tienes razón en algo, matarte no es algo lógico ni satisfactorio. Lo lógico y justo es que te quite algo importante, para que ambos seamos perdedores en la vida al menos.
Tae se tensó cuando vio que el objeto en la mano del mayor era una navaja que abrió mientras decía:
—Ru, tráeme al novio.
—¡No! —Tal vez fue la ira, la adrenalina o el pánico por pensar en la idea de que le hicieran daño a Jimin, porque se puso de pie de un solo movimiento y tackleó al sujeto para comenzar a golpearlo sin piedad. Él trató de defenderse con su navaja y Tae pudo sentir que lo hirió un poco en el brazo, aunque debió haber sido superficial porque no sentía dolor. Solo sentía una inmensa rabia.
—¡Suéltame! —escuchó la voz de Jimin detrás, pero no podía girarse, solo podía ver el rostro del sujeto con el que forcejeaba en el suelo.
Escuchó ruido, Jimin también trataba de pelear con el otro sujeto pero él no sólo era más alto, también era el doble de fuerte que Jimin, así que no le costaba demasiado trabajo someter al pequeño.
Tae sujetó la mano de su oponente, la que sostenía el arma, y la golpeó contra el suelo para que la navaja se soltara de su mano. El metal se deslizó lejos de ellos sobre el suelo pero se detuvo justo donde comenzaba la alfombra.
Ru, el que tenía a Jimin, arrojó al pequeño contra la pared con fuerza, haciendo que él golpeara un cuadro y su cuerpo también destruyera el vidrio. Jimin tenía su rostro mojado de lágrimas y un poco de sangre por las heridas del cristal, así que cuando cayó al suelo lo hizo jadeando por el dolor de su cuerpo.
Eso solo provocó que Tae golpeara más duro sobre el rostro de su atacante, pero fue cuando comprendió que el secuaz había soltado a Jimin solo para ir por la navaja.
Tae sintió el metal cerca de su cuello de inmediato, y fue lo que hizo que detuviera sus golpes. Respiró hondo y Ru lo levantó del suelo.
El mayor se puso de pie. Estaba golpeado, pero el orgullo era inmenso, y al parecer el odio hacia Taehyung también.
—Estás acabado —le dijo ásperamente el atacante mayor—. Tú y tu noviecito lo están.
—Yo no diría eso —dijo una voz desde el pasillo. Tae sintió que su alma regresaba al cuerpo cuando vio a Seokjin apuntando un arma, pero no hacía el mayor de los atacantes, sino al que sujetaba a Tae y mantenía la punta de la navaja cerca de su cuello—. Baja eso, o te juro que conocerás lo buena que es mi puntería.
Ru se tensó, miró a su compañero buscando una señal para actuar, pero el mayor solo seguía inmutable, viendo al guardaespaldas como si no fuese un gran problema.
Pero entonces, una segunda persona apareció en el pasillo. Jungkook.
La mirada del chico fue a parar hacia Jimin, quien se encontraba desplomado en el suelo cerca de todo el vidrio y con trozos de ellos hiriéndolo mientras intentaba levantarse. El rostro de Jungkook y su puños eran señal de todo el odio que había en su pecho. Estaba solo a un segundo de arrancarle la cabeza a todos, pero se mantuvo quieto porque Tae estaba a milímetros de un arma blanca y un movimiento en falso podría provocar una reacción estúpida por parte de ese sujeto que lo mantenía agarrado.
—Dije que bajes eso —repitió Seokjin.
Jungkook sabía que la tranquilidad en su voz era una fachada. En cuanto el chico bajara la navaja, su amigo se iría contra ellos.
Y parecía que ambos atacantes lo comprendían también, sin embargo el más joven se veía dudoso, contrario al mayor, y fue lo que Seokjin aprovechó.
El mayor sonrió de lado y miró con desdén a los guardaespaldas.
—¿De verdad? —les dijo—. Por Dios, ambos sabemos que no van a dispararnos. Podrán ser guardaespaldas, pero no son policías.
—Me importa una mierda lo que creas que haré —dijo Seokjin ahora más rabioso que antes—. Quiero que levanten las manos y se acerquen a esa pared, o si no, les juro que no me importará disparar contra los gusanos que claramente son. Les daré solo cinco segundos.
—Mark... Tal vez deberíamos...
—¡Cállate, Ru! No van a hacer nada.
Y para sorpresa de todos, Seokjin disparó contra la pared, a centímetros del hombro del que sujetaba a Taehyung, y lo hizo sin parpadear ni inquietarse.
Incluso Taehyung tragó pesado.
—No pongan en duda lo que soy capaz o no de hacer. Ahora suban las putas manos y los quiero contra la pared, o la próxima irá para el lugar en medio de tus cejas.
Ru soltó la navaja y se acercó a la pared. Claramente molesto y frustrado, Mark hizo lo mismo, pero Seokjin no dejó de apuntarles ni un segundo.
Sin bajar el arma, Seokjin sacó el radio de su pantalón y habló por él:
—Aquí Kim, tengo a dos atacantes en el penthouse, traigan a la policía y llamen a una ambulancia, quiero a gente de seguridad aquí arriba en menos de un minuto.
Cuando ambos sujetos estuvieron contra la pared, Jungkook y Tae fueron inmediatamente a donde se encontraba Jimin tirado, tratando de levantarse entre tanto vidrio.
—Auch —dijo el pequeño cuando al sujetarse de los brazos de su novio unos pequeños trocitos se enterraron más en las palmas de sus manos. Pero Jimin solo se giró hacia su amigo—: Tu brazo, Tae... Te hirió...
Tae se miró la herida, había sido con la navaja pero no era tan profunda. Así que se acercó a su amigo y Jungkook ayudó al pequeño para que pudiese abrazar a Taehyung.
Cuando la puerta del penthouse se abrió y entraron tres guardias de seguridad del hotel y un par de oficiales de policía, Seokjin bajó su arma y solo entonces se giró hacia Taehyung. Ambos se miraron, Tae todavía sujetando a Jimin, pero aunque los dos se veían necesitados de abrazarse y asegurarse de que estaban bien, la voz de Gong se escuchó con un:
—¡Taehyung! Por Dios bendito... ¿Qué está pasando aquí?
Mientras la policía sacaba a los atacantes, Jungkook ayudaba a Tae a mantener a Jimin de pie, pues tenía unos trocitos de vidrio incrustados también en el pie. Gong miró la sangre en la ropa de ambos idols y sus rostros golpeados, y se puso pálido.
—Quiero una ambulancia para Jimin ya mismo —dijo Taehyung—. Me importa una mierda la prensa, la agencia o el jodido presidente de corea. Esta vez me llevas a Jimin al hospital, y de inmediato.
—Tae...
—Tae, nada. —Taehyung miró a Jungkook—. ¿Puedes llamar a tu hermano? No quiero a más extraños en nuestras vidas.
Para sorpresa de Jimin, Jungkook asintió de inmediato y dijo:
—Dalo por hecho, Tae. Le hablaré enseguida y le diré que vamos para allá.
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