Epílogo 💚

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—¡Papi!
Me agaché para atrapar a Allegra mientras corría hacia mí. Sus
piernitas corrían por la hierba y sus pies descalzos se asomaban bajo su
vestido. Su oscuro cabello rebotaba por su espalda, largo como el de su
madre.
—¡Hola, hermosura! —le dije, acercándome a ella. Sus bracitos se
extendieron alrededor de mi cuello, apretándome con más fuerza de la que
ningún niño de dos años tenía derecho.
Me puse de pie, sosteniéndola en mis brazos. Ella se echó para atrás
para mirarme mientras jugueteando con el cabello en mi nuca.
—¿Dónde has estado, papi?
Ojos muy parecidos a los míos me devolvieron la mirada. Allegra
podría ser la viva imagen de su madre pero tenía mis ojos. Eran verdes
brillantes enmarcados con pestañas oscuras y una terquedad en ellos que
reconocía demasiado bien. Cabello castaño oscuro enmarcaba un rostro
perfecto de forma ovalada, uno que seguramente cuando creciera volvería
loco a los hombres. La idea me hacía querer golpear algo sólido.
Era menuda, igual que su madre. Gavin comenzó a llamarla cosita
pequeña, algo que me pareció lindo pero claro que no lo admitiría.
—He estado visitando a tus tíos —le dije, llevándola hacia la casa.
Un ceño fruncido atravesó su rostro. Uno que había visto a Lali
hacer numerosas veces cuando la frustraba.
—¿Por qué? —preguntó; su palabra favorita.
—Fui a ayudar a la tía Euge y al tío Vico a cortar la madera para
calentar su casa para este invierno —le expliqué.
Tres años después del pulso electromagnético, todavía no teníamos
electricidad. Millones de personas habían muerto y más todavía seguían
sufriendo, pero el país se recuperaba lentamente. La guerra continuaba,
pero ahora la mayoría de los combates ocurrían en el extranjero. La mayor
parte de los enemigos fueron forzados a irse, pero unos cuantos se habían quedado. El gobierno restauraba lentamente el poder en el país, pero era
un proceso lento.
En cuanto a mí, nunca había sido tan feliz. Tenía a dos hermosas
chicas con otro en camino.
—¿Dónde Avin y Cass?
Quería reírme ante su intento de decir Gavin y Cash pero no podía.
Me sentía muy preocupado por ellos. Se habían tomado unas semanas
para encontrar a la hermana menor de Cash, la única que quedaba de su
familia. No sabíamos nada de ellos. Sé que Lali pensaba en ellos noche
y día. Demonios, yo también. Solo esperaba que estuvieran bien.
—Gavin y Cash estarán pronto en casa —le dije a Allegra, rezando
para que fuera verdad.
Sus deditos se alzaron y empujaron el borde de mi gorra de béisbol.
Era nuestra rutina. Ella empujaba mi gorra hasta que se caía. Y yo le
hacía cosquillas hasta que se daba por vencida. Pero al igual que su madre
nunca se daba por vencida.
—¿Dónde está tu mamá? —le pregunté, abrazándola con fuerza en
tanto se meneaba en mis brazos.
Metió un dedo en su boca y señaló hacia la casa.
Colocando mi gorra más abajo en mi cabeza, miré hacia mi hogar.
Fue entonces cuando la vi. LALI. Su cabello estaba suelto hoy,
justo como me gustaba. Era más fácil enredar mis dedos en él. Algo que
probablemente hacía demasiado, pero demonios, nunca podría tener
suficiente de ella.
La observé caminar hacia mí, tan enamorado de ella ahora como lo
había estado años atrás. En mi mente, la veía como una niña, incitándome
a corretearla por los pastos y campos. Retándome a subir el árbol más
alto. La veía como una adolescente, torpe y testaruda, volviéndome loco
con su belleza. Haciéndome querer pasar cada momento de mi vida con
ella y a la vez odiándome yo mismo por ello. La veía como una estudiante
universitaria, bailando cerca de mí en la pista de baile, sonriéndome con
fuego en sus ojos. Demostrándome que podía amar sin miedo.
—Hola —le dije, deteniéndome frente a ella.
Me sonrió y estiró los brazos para alzar a nuestra hija.
Las dos chicas que amaba más que la vida misma se encontraban
paradas frente a mí.
—Te extrañamos, Peter —dijo, estirando su mano para tocarme.
Me le adelanté. Jalándola contra mi cuerpo, puse mi mano en su
cadera, con Allegra entre nosotros.—Dios, Lali, yo también te extrañé —le dije, moviendo mi mano
más abajo. Mis dedos se arrastraron a lo largo de su trasero.
Ella se sonrojó y sus ojos se volvieron más ahumados con deseo.
Esa mirada que me volvía jodidamente loco.
Inclinándome, mis labios encontraron su oreja y besé la piel debajo
de ella.
—Te necesito —le susurré.
Su mano se envolvió alrededor de mi cuello, manteniéndome a su
lado.
—Soy toda tuya —dijo en tono seductor.
La observé mientras se alejaba, mirándome por encima del hombro.
Sus ojos prometían cosas que solo había soñado hacer con ella años
atrás.
La veía como era ahora. Lali. Mi esposa. La madre de mi hija y de
mi hijo nonato. Mi mejor amiga. La mujer sin la cual no podía vivir. La
mujer que amé.
Siempre.

          FIN💚

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⏰ Letzte Aktualisierung: Jan 29, 2022 ⏰

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