55.

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Perspectiva de Hyunjin:

Los últimos días fueron un completo infierno, he perdido la cuenta de todas las noches que he llorado por el miedo a perderla.

¿Por qué tú y no yo? Me cuestionaba en medio de la angustia, suena como un pensamiento egoísta pero a la vez no, y es que ella merecía vivir sana y felizmente. Ser testigo de como sus hermosas mejillas perdían ese color rosa tan típico de ellas era deprimente. Cada vez que la visitaba en el hospital, regresaba a casa sintiéndome muy vacío por dentro y volvía a preguntarme: ¿por qué ella y no yo? Se me estaba escapando como agua entre las manos y no existía un método para evitarlo.

Su cumpleaños lo pasó encerrada en esas cuatro paredes blancas y tendida en esa camilla pero aún así se mostró muy contenta y agradecida cuando llegamos todos juntos con un pequeño pastel para cantarle y desearle un feliz cumpleaños. Francamente, nunca en mi vida he amado a una chica tanto como a ella y me destruía poco a poco verla en esas circunstancias.

Cada vez que cruzaba los pasillos del hospital, yendo en dirección al cuarto en el que ella reposaba, rogaba al cielo por encontrarla con vida y deseando oír la excelente noticia de que habían encontrado un donante.

Lamentablemente, esto último aún no se daba...

Ese día en particular cargué una extraña sensación en el pecho. Cuando crucé la puerta y mis ojos se posaron en ella, sentí que el corazón se me achicó; el brillo en sus ojos se desvaneció por completo, sus párpados se veían muy decaídos y su piel era pálida y fría al tocarla.

—Hey, preciosa. —le sonreí mientras me acercaba.

—Hyunjin... —pronunció con voz débil y ronca, pero muy sonriente. Siempre procuraba verse feliz frente a nosotros, aunque sé que por dentro estaba muy agotada.

—Te traje un té de vainilla y caramelo. ¿Recuerdas cuando me visitaste ese día que estuve enfermo y me llevaste uno?

—Lo recuerdo muy bien. —me dedicó una sonrisa apagada.

—¿Has estado comiendo bien? —acaricié su pelo.

—Mhm... —asintió despacio y continuó diciendo—: Mi hermano me cuida muy bien y mis papás también han estado pendiente en ese aspecto. ¿Cómo te fue con tus clases?

—Muy bien, un poco estresante, pero todo bien.

—Me gustaría poder sentir ese tipo de estrés una última vez. —rió bajo.

"Una última vez" cada vez era menos optimista. Se le dificultaba articular correctamente las palabras debido a las fallas en sus pulmones, por esa razón hablaba despacio y hacía pausas para tomar bocanadas de aire.

—A mí también me gustaría que estuvieras conmigo en ese lugar.

—¿Te inscribiste en el equipo de baloncesto de nuevo, no?

—Sí, pero me hace falta mi porrista personal, la que me alentaba en mis prácticas. —sonreí pinchando su mejilla.

—No importa donde esté, siempre te envío mis buenas vibras.

—Ah, con razón me ha estado yendo muy bien en todas las pruebas que he tenido.

—¿Ya ves? Tu porrista siempre te lleva en su corazón y mente.

—Así como yo a ella.

Ella reincorporó su postura con dificultad—. ¿Me pasas el té? Tengo sed.

—Claro. —sostuve la bebida en lo que ella sorbía de la pajilla, por último soltó un suspiro de alivio y volvió a recostarse.

—Gracias, Hyunie.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Where stories live. Discover now