Capítulo 3.

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Maribel colocó una mano sobre el hombro de su abuela y luego le dedicó una sonrisa a Helena. 

- Aquí todos tienen dones especiales - explicó - Dolores tiene un super oido, Luisa tiene super fuerza, Isabela hace crecer cualquier tipo de planta o flor, mi ma, Julieta cura heridas con su comida y Camilo puede transformarse en la persona que quiera... No eres la única, no te preocupes. Lo que es sorprendente, es que tu tengas un don... Es decir... nosotros tenemos dones porque tenemos una vela que...

- Es muy tarde, tenemos que descansar- interrumpió Alma - Maribel acompaña a Helena, dormirá contigo. El resto, ir rápido a sus habitaciones, esto lo solucionaremos mañana.

Todos cumplieron la orden de la abuela, Maribel y Helena subieron a la habitación y Helena tuvo que dormir en un viejo colchon en el suelo. La chica se acomodó y fingió quedarse dormida al darse cuenta de que su compañera de habitación no dejaba de hacer preguntas. Maribel enseguida se percató de que Helena ya estaba dormida y ella hizo lo mismo, se acomodó y se durmió. 

Un buen rato después, Helena se aseguró que Maribel estaba dormida antes de correr y salir de la habitación, bajó las escaleras lo más despacio que pudo, intentando no hacer ruido, pero la figura de una persona al final de las escaleras la detuvo. Se acercó un poco más y se topo con el rostro de Alma, que la miraba muy sería.

-¡Señora, lo siento mucho! Es que... - sonrió incomoda - Tenía sed, solo quería un vaso de agua... 

Alma hizo una sonrisa burlona y antes de que Helena se diera cuenta, la figura se transformo en la de Camilo, el cual se cruzo de brazos manteniendo la sonrisa. 

- ¿Agua? ¿enserio? - negó con la cabeza - mi abuela es más inteligente. ¿A dónde ibas?

Helena suspiró con cierto alivio.

-Si fueras tu el que despertará en la casa de unos desconocidos sin recordar nada, también querías irte.

- Probablemente - se encogió de hombros - Es curioso ¿cómo puedes no recordar nada, pero tu nombre y tu super poder de abrir portales si? 

- No lo sé, y como veo que ustedes tampoco me podeís dar una respuesta, te pido que por favor, dejes que me vaya.

- No puedo hacer eso - Camilo negó - Mi abuela se enfadaría mucho, y además puedes ser útil en nuestro pueblo.

-Pero yo no soy de este pueblo. 

-¿Y cómo apareciste aquí?

-No lo sé.

-¿Si te puedes teletransportar a cualquier lugar del mundo, porqué no te teletransportaste cuando tuviste oportunidad a otro lugar, mucho más lejos?

-No funciona así...

-¿Cómo sabes que no funciona así si no lo recuerdas?

- Esto no tiene nada que ver con mis recuerdos...

-¿Ah no? Inténtalo venga, hazme un portal que me lleve a... Japón. 

- No puedo.

-¿Ya lo intentaste? 

-Cada vez que intento hacer un portal, se me complica mucho, ¿crees que de haber podido hacer un portal que me lleve lejos de aquí me hubiera transportado a la puerta? 

-No lo sé, hay gente que no destaca en la inteligencia.

-¿Me estas llamando tonta? 

-No, solo quiero entender tu poder y porqué te quieres ir, ¿escondes algo?

-Ya te lo he dicho... - Helena suspiró - A ver... no es que quiera irme, pero no confío, no os conozco, ¿qué pretendes que me quede aquí sin más?

-Te entiendo, pero no puedo dejar que te vayas. 

-Eres un flacucho enano, si quisiera podría irme - Helena cruzó los brazos. 

-¿Flacucho enano? - Camilo se ofendió - En mi defensa diré que tu tampoco eres tan alta, incluso soy más alto yo, y... - Camilo cambió de forma, ahora era un señor muy alto y lleno de músculos - te recuerdo que puedo cambiar de apariencia. 

Helena rodo los ojos con impaciencia. 

-Da igual, tú ganas, vuelvo a la habitación.

Camilo cambió de forma de nuevo, transformandose esta vez en Helena. 

-Buenas noches princesa - guiño un ojo y Helena suspiró subiendo las escaleras de nuevo a la habitación de Mirabel. 



Camilo Madrigal.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant