Cuando el idol Taehyung es atacado por haters, queda en peligro no sólo su vida sino también la de su mejor amigo, Jimin.
Es ahí cuando su agencia le asigna al mejor guardaespaldas, pero... ¿será suficiente para proteger a ambos?
[Narración + Socia...
Jungkook, con su mano libre, se desabrochó sus pantalones porque solo de ver a Jimin en ese trance de placer lo estaba acabando, así que tuvo que ayudar también a su erección a liberarse.
Jimin lo notó. Vio a Jungkook masturbarse frente a él mientras lo observaba haciendo lo mismo y aquello fue tan excitante que sus pies se pusieron en punta y sus piernas se retorcieron ante el nivel de placer que lo inundaba.
—Ya no puedo más —exhaló el chico, moviendo más rápido su mano alrededor de su erección, y Jungkook hizo lo mismo con la que tenía dentro de él.
Jungkook dejó de masturbarse y se puso sobre Jimin para frotar su erección con la del chico. El pequeño necesitaba tanto de sus besos que lo envolvió entre sus piernas y lo atrajo más a su cuerpo para que ambos gruñeran, pero entre los labios del otro. Jimin se movió debajo del mayor con tanta sensualidad que Jungkook pudo sentir a la perfección cómo sus erecciones se frotaban y los llevaba al punto límite. Jimin estiró las piernas y se tensó cuando un último gemido emergió de su boca. Posiblemente se había escuchado por todo el penthouse, pero aquello que había sentido en su interior se sentía tan irreal que estaba dudando de si había sido cierto.
Jungkook también había acabado, casi al mismo tiempo que él, y por eso ya lo tenía abrazado y dándole besos por todo el cuello y mentón.
—Kook...
Jungkook lo miró y le sonrió, el chico estaba con las mejillas completamente rojas y los labios hinchados. Era tan malditamente hermoso que se sintió como un miserable suertudo.
—¿Dolió, Minie? —le preguntó mientras le acariciaba la mejilla.
Jimin lo miró, aún trataba de recuperar el aliento pero sonrió.
—No, Jungkook. Fue... Fue la mejor sensación de este mundo, no puedo creer que sea real.
Jungkook lo besó y Jimin se abrazó más a él. Pasaron unos minutos para que ambos pudiesen pensar con mayor claridad, pero una vez que fueron conscientes del cansancio, Jungkook besó la mejilla del chico con ternura y le susurró al oído:
—Quédate a dormir conmigo, Minie.
Jimin le acarició el cabello y se mordió el labio.
—¿En tu cama enorme y con sábanas suaves?
—Así es, eso te ofrezco. ¿Qué opinas?
Jimin sonrió y lo abrazó fuerte mientras asentía.
—De acuerdo, pero con una condición.
—¿Cuál?
—Que hables con Seokjin —le dijo Jimin, con una sonrisa traviesa en sus labios—, y le pidas que deje que me quede en la otra habitación de tu penthouse por el resto del mes. Solo mientras puedo volver a mi apartamento. Quiero darle privacidad también a Tae con Seokjin, Kook.
Jungkook sonrió, pero tras pensarlo un segundo le dijo:
—Lo haré. Hablaré con él, pero no para que te quedes en esa habitación.
—¿No?
—No —le dijo el mayor, firme—. Tú vivirás eternamente en mi cama a partir de hoy, Minie.
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