Problematic Assignment || jikook + taejin || [Terminada✓]

🍃 35 🍂

Jungkook lo miró preocupado, pero acató las indicaciones de su amigo.

—Está bien, Jin pero si necesitas algo por favor márcame.

Sin embargo, el que no estaba a gusto con los planes era Taehyung.

—Jin, yo no me voy a ir de aquí, yo puedo ayudar, solo dime... —No había terminado de hablar cuando ya tenía los labios de Jin sobre los suyos.

Tae estaba sorprendido por la acción de Jin, pero extrañamente era lo que más necesitaba así que le correspondió el beso. Tras un respiro, Jin se separó lentamente de él y con mucha ternura le dio un beso en la frente.

—Haz caso, bebé —le pidió Jin al chico—. Ve a casa con Jimin y Kook, te prometo que yo me encargaré

—Pero Jin... —susurró Tae, ahora más triste—. No quiero que te alejen de mí.

—¿Tan poco capaz crees que soy? —le sonrió, sobre todo para tranquilizarlo—. Tae, yo solucionaré todo, solo tienes que confiar en mí.

Se miraron fijamente, Tae sabía que no ganaría contra Jin así que, soltando un suspiro, se resignó a tener que obedecer.

—Está bien.

—Gracias, bebé. —Jin le dio otro beso rápido antes de alejarse—. Vayan a casa, Jungkook, si necesito algo te marcaré, estaremos en contacto.

Seokjin tomó la tablet y salió de ahí enseguida. Él debía encargarse de esto, y estaba dispuesto a llegar a las últimas consecuencias.

Nadie se metía con Taehyung si él podía evitarlo. Él no permitiría que nadie le hiciera daño. Su enojo era grande pero lo iba a dirigir con sabiduría, y el que recibira el golpe mayor sería el muy imbécil de Baek Song.

Durante el trayecto en camioneta, Jungkook iba muy concentrado en el camino. Jimin en cambio, lo único a lo que prestaba atención era a su amigo y a su inquieta actitud. Tae no dejaba de juguetear en su teléfono, como si se resistiera a disparar mensaje tras mensaje a Seokjin.

Era claro que Kim debía estar ocupado arreglando lo que sea que estuviese ocurriendo, así que Tae estaba intentando con todas sus fuerzas no colapsar.

Al llegar al hotel y subir al ascensor privado, Jungkook recibió una llamada. Tae estaba atento, y en cuanto colgó preguntó:

—¿Es Jin? ¿Está todo bien?

—Era Gong —dijo Jungkook, justo cuando el elevador se abrió en el piso de los penthouse—. Quería saber si ustedes ya estaban en casa.

Tae suspiró preocupado, y siguió de largo para ir a su apartamento. Jimin detuvo a Jungkook antes de entrar, y esperó a que su amigo se perdiera de vista en el interior para decirle a su novio:

—Kook, por favor dime qué ocurre. Sé que debe ser algo grave, por favor no me ocultes nada.

Jungkook suspiró.

—Tampoco estoy cien por ciento seguro, Jimin. Solo sé que tiene que ver con la escapada de Tae del otro día, cuando se fue con Baek Song.

—Ay, ese idiota otra vez... Lo sabía. —Jimin hizo un puchero—. Te dije que nada bueno salía cuando ese tipo estaba cerca.

—Y ya te digo que sí. Seokjin está tratando de limpiar todo este desorden, pero quiere que Tae esté tranquilo. Tal vez deberías intentar tranquilizarlo. Distraerlo mientras Seokjin se hace cargo, ¿vale?

—Sí, yo me encargo, Kook, ¿pero tú qué harás?

—Trabajaré en la computadora un momento, Minie. Seokjin me pidió ayuda para localizar unas cuentas que están filtrando información privada de Tae. Quiere llegar con el equipo de seguridad informática con ese dato listo.

—Okay... pero... ¿Prometes decirme si algo pasa? —Jimin se acercó para abrazar a su novio—. Por favor, no me oculten las cosas. Tú menos.

Jungkook dejó su maleta en el suelo para poder tomar el rostro de Jimin entre sus manos y poder darle un beso.

—Prometo no hacerlo, Minie. Jamás.

Jimin se separó de Jungkook y caminó hacia el departamento, encontró a Tae tumbado en el sofá y con el teléfono sujetado con ambas manos, casi al nivel del pecho.

—Tete...

—¿Ya saben algo?

Jimin llegó a su lado y se sentó junto a él, comenzando a acariciarle el cabello para tranquilizarlo.

—No, pero descuida —le dijo Jimin en un tono más animado—. Es Kim, él es todopoderoso. Mira que terminó rompiendo tu coraza, ahora lo creo capaz de lograr cualquier cosa.

Aquello hizo sonreír a Tae. Al parecer, era buena idea ir por ese rumbo en la conversación.

—Lo cual me recuerda —añadió Jimin—. ¿Nuestros guardaespaldas también deben custodiarnos durante la fiesta? Porque yo no quiero separarme de Jungkook en toda la noche, y creo que tú de Seokjin tampoco. ¿Crees que la gente vea muy extraño eso? Puedo decir que temo por mi vida si con eso permiten que yo no me aleje de Kook.

Tae comenzó a reír y se sentó. Jimin se sintió más tranquilo porque había logrado que su amigo se distrajera.

—Me vale un demonio lo que pueda pensar la gente, Mimi. Yo soy capaz de activar la alarma de incendios cinco veces en la noche con tal de tener excusa para arrojarme a los brazos de mi guardaespaldas.

Jimin rió, y Tae siguió hablando de lo que podían decir o planear para que sus guardaespaldas pasaran esa noche junto a ellos.

Era una suerte que Tae olvidara por ese momento todos los problemas. Algo que solo Jimin podía lograr.