Secreto de cuna

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...

--Elena... Elena...-- escuchaba que la llamaban, mientras sus ojos se acostumbraban nuevamente a la luz que iluminaba el cuarto.

Cuando sus ojos se abrieron, se encontró con James, quien había sido liberado de la silla y colocó su cabeza sobre sus piernas para que su amiga tuviera una almohada.

--¿Cuánto tiempo ha pasado?-- le preguntó, incorporándose.

--Sólo unas cuantas horas ¿Cómo te sientes?-- ella se encogió de hombros, balbuceando una respuesta mientras tallaba sus ojos.

La puerta de la habitación donde ambos se encontraban se abrió, y la señora Riddle entró, seguida de Voldemort.

--Justo a tiempo-- dijo este último, cerrando la puerta tras él.

--¿Qué quieren con nosotros?-- preguntó James, colocándose frente a su amiga de manera protectora.

--¿Contigo? Nada-- respondió el mago tenebroso, desviando su mirada a la bruja castaña --Es ella quien nos interesa.

--Sobre mi cadáver le pondrás un dedo encima-- bramó James cuando Voldemort hizo ademán de caminar hasta ella.

--Cuidado con lo que dices, podría hacerlo realidad...

--¡Inténtalo, maldito gusano escurridizo y te juro que te haré desear regresar al agujero por el que saliste!-- exclamó Elena, tratando de tomar su varita, pero no la encontró.

En su lugar, habían dos muñequeras negras apretando sus muñecas.

--¿Qué grindylows es esto?-- preguntó tratando de quitárselas, en vano, sólo logrando causarse rasguños en los brazos.

--Te las pusieron mientras estabas inconsciente-- le respondió James, tratando de ayudarla a quitárselas, quemando sus dedos al intentarlo.

--Te privan de tu magia mientras las tengas puestas, no son tan fáciles de quitar como lo son de poner. Los magos que las crearon para mi esposa se aseguraron de eso.

--¿No les bastó con deshacerse de mi varita?-- los cuestionó.

--No necesitas de una varita para realizar magia, Elena-- dijo la Sra. Riddle --¿Acaso ya has olvidado aquel incidente en Hogwarts, dentro del Gran Comedor?¿O el estrago que casi causas en San Mungo?.

La castaña miró a la bruja confundida, pues no entendía cómo podía saber esto, si no había estado presente cuando los hechos ocurrieron.

--Veo cosas ¿Lo olvidas?.

--¿De qué están hablando?-- preguntó James intrigado por las acusaciones hacia su amiga.

--Hablo de que Eris, su madre, no es sólo una simple bruja Veela.

--Eso es...

--¿Imposible?-- la interrumpió la rubia --Bueno, ya que es la razón de la maldición que ahora te persigue a ti y a tu mellizo, me parece muy posible.

--Pero basta de hablar sobre los maravillosos dones que podemos explotar de ella, hablemos de la razón por la que tu vida nos la debes a nosotros-- comenzó Voldemort --Querida, creo que es tu derecho contarle la historia de esa fatídica noche, después de todo, eres su madrina. Pero antes, tráiganlo-- ordenó a uno de los mortífagos enmascarados que estaban ahí.

Cuando este regresó, estaba acompañado de otro mortífago enmascarado, que se quedó de piedra al verla ahí.

--Llévense al otro-- comandó señalando a James, quien se aferró al brazo de Elena.

--¡No la dejaré sola!-- exclamó, mientras que Neela le dedicaba una mirada cómplice a Yaxley.

Al sospechar de qué mortífago se trataba, volteó a ver a James.

Historia Mi felicidad y mi tristeza (Pt.2) (Continuación)Where stories live. Discover now