* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs · . ·

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟐𝟓 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐥𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏. 

—Es una absoluta locura. ¿Cómo hemos acabado en este punto?

—¿Y me lo preguntas a mí? ¡Pero si el de la idea inicial fuiste tú! Yo solo la pulí.

—¿Y para qué me dejaste sugerir nada?

—¡Porque te vi emocionado!

Sus gestos y movimientos nerviosos hablaban por sí solos. Por más que lo había intentado, no entrar en pánico le había resultado completamente imposible.

—Kai, ¿cuál es el verdadero motivo por el que apenas te quedan uñas? —ante la pregunta formulada por Leire, suspiró—. ¿Ya no quieres hacerlo? Porque si no quieres, cogemos y volvemos a casa. Y no pasa nada.

—No, no es eso. Sí que quiero hacerlo. Es solo que...

—¿No me digas que te dan pánico las agujas? —el tono burlón con el que enunció la cuestión consiguió como resultado que la mirada de Kai recayese de golpe sobre ella.

—¡No! No, claro que no.

—Te dan pánico las agujas —afirma, tras comprobar que la respuesta del alemán iba cargada de falsedad. Y, sin contenerse, rio.

—Vale, sí. ¡Me aterran las agujas! Y voy yo y sugiero que nos hagamos un tatuaje —sentencia rendido—. ¿En qué momento me pareció una idea brillante?

—No lo sé. ¿Ya no te parece una buena idea?

—Sí, pero...

—¿Pero?

—Si me desmayo ni se te ocurra grabarme o sacar fotos.

—¿Qué clase de novia sería yo si no lo hiciese?

—¡Leire!

—Vale, nada de fotos ni vídeos que puedan acabar en manos de Mason, Ben o Tammy —acepta rendida—. Aunque diré que no estoy nada satisfecha con esta orden.

La reprimenda de Kai iba a ser inmediata, pero una tercera voz interrumpió sus inminentes palabras. Justo en el umbral de la puerta que conectaba la recepción con el estudio, se encontraba Drake; el tatuador que Mason les había recomendado.

—¿Estáis listos o necesitáis un par de minutos para meditarlo? —a su pregunta lo acompañaban pequeñas risas. Antes de interrumpir la charla entre la pareja, había escuchado las palabras del alemán; y eso, sumado a su cara de pánico, había dado pie a que la diversión quedase retratada en sus palabras y gestos.

—¿Kai? —la mirada de Leire viajó del tatuador a su chico, quien, tras escuchar su nombre, se giró para observarla.

—Estoy listo —a pesar de que había intentando sonar seguro, los nervios habían sido imposibles de camuflar.

—¿Seguro?

—Sí. Es solo que... —silencio. Y durante unos segundos, dudó sobre que responder; y al final, optó por preguntar lo que había rondado su mente desde que había sugerido aquella idea—. ¿Va a doler?

—Depende. ¿Dónde te lo quieres hacer?

—Donde menos duela —contesta con rapidez, volviendo así a causar la risa de Leire y Drake.

—Bien. ¿Entráis entonces?

Leire fue la primera en levantarse. Y, una vez en pie, le tendió su mano al futbolista; quien, sin dudarlo, la aceptó. Acto seguido caminaron hacia Drake, quien tras comprobar que los jóvenes se acercaban a él, se adentró de nuevo en el estudio.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Where stories live. Discover now