* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪɴᴜᴇᴠᴇ· . ·

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𝐎𝐏𝐨𝐫𝐭𝐨, 𝟐𝟗 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

La primera vez que había experimentado aquella sensación fue siete años atrás. Había llegado a Lisboa con la misma emoción con la que un niño espera ansioso a que llegue la mañana de Navidad para abrir los regalos. Estaba feliz y entusiasmada, pero al mismo tiempo sentía nervios, y tenía el corazón en un puño. Aquel veinticuatro de mayo del dos mil catorce el Real Madrid podría regresar a la capital española con la décima Champions bajo el brazo, y ella iba a vivir en vivo y en directo aquel momento.

—¿Vas a seguir contemplando la calva del que tienes delante o vas a prestarnos atención?

Las palabras de su mejor amiga la hicieron percatarse de que, efectivamente, su mirada estaba clavada sobre un cincuentón sin pelo que portaba el dorsal de Rüdiger.

—Lo siento. Estar hoy aquí...me trae recuerdos.

—¿Buenos o malos? —a su izquierda sonó la voz de aquel repentino acompañante que se había unido a ellas en el último instante.

—Buenos —declara. Y, aunque no tenía planeado sacar a la luz aquel recuerdo, la mirada curiosa de Declan la animó a seguir hablando—. Aún quedaba un mes para mis esperados quince cuando Oliver me dio mi regalo de cumpleaños. Eran un par de entradas para ver la final entre el Atlético y el Real en Lisboa.

En ese momento, cuando remató de explicar de forma rápida aquel recuerdo, pudo apreciar como en el rostro del mayor aparecía una sonrisa de orgullo. Y, de forma inconsciente, ella también sonrió.

A lo largo de aquel mes había logrado vencer a más de un demonio. Haberle abierto su corazón a Kai contándole su historia la había ayudado a poder avanzar y a poder comenzar a vivir una nueva etapa de su vida en la que era capaz de convivir con el pasado sin que este la torturase. Y el siguiente paso de aquella nueva etapa había sido narrarle, de forma más escueta y sin tantos detalles, su vida anterior a aquellos que conformaban una parte importante de su presente. Primero habían sido Mason y Kera sus receptores, y un par de días más tarde lo había sido Rice; con quien, a mayores, había aclarado el tema pendiente de sentimientos y habían quedado en que su amistad pesaba más que todo lo demás.

Y, por primera vez desde la tragedia vivida un año atrás, Leire era capaz de hablar de Oliver sin venirse abajo; de ahí el orgullo que había sentido el británico al ver como la muchacha había avanzado a grandes zancadas en tan poco tiempo.

—Volviendo al presente, ¿estáis nerviosas?

—Algunas más que otras —señala Daniela, observando de reojo a la irlandesa.

—Más que nerviosa estoy aterrada —admite—. No todos los días una le comunica a su chico que va a ser padre con veintiún años.

—No empieces otra vez a comerte la cabeza, ¿vale? Si no estos noventa minutos se te harán eternos.

—Lo intentaré. Pero no prometo nada.

Ganasen o perdiesen, Kera tenía preparada la prueba de embarazo para entregársela a Mason al finalizar el partido. Estaba atacada, y desde que habían entrado al estadio las ganas de vomitar la habían acompañado; pero era ahora o nunca.

—Todo va a salir bien —aquel murmuro fue pronunciado a la vez que Daniela entrelazaba su mano con la suya mostrándole apoyo.

—Gracias —responde en la misma tonalidad, regalándole de paso una fugaz sonrisa.

Daniela imitó su gesto, y acto seguido, sin soltar la mano de la irlandesa, regresó su mirada al césped. Kera por su parte permaneció unos segundos contemplando el rostro de la española, y seguidamente observó la felicidad que desprendía Leire aquel día. Aquellas dos chicas le habían cambiado la vida, y se sentía inmensamente afortunada de que se hubieran cruzado en su camino; eran las amigas que siempre había necesitado, aquellas a las que, sin miedo, podía llamar hermanas.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Onde as histórias ganham vida. Descobre agora