* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ· . ·

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟎𝟏 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐳𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

Marzo, mes en el que los campos se llenan de flores, el sol comienza a tomar terreno en el cielo y estalla la primavera; o al menos en un lugar en el que no sea Londres. Lluvia, frío y nubes negras cubriendo toda la capital de Reino Unido. Leire solo llevaba dos semanas allí y su cuerpo ya comenzaba a notar la falta de vitamina D. El mal tiempo de la ciudad británica no era un simple mito.

A pesar de todo, la chica era más de invierno y frío que de verano y calor; por lo que le sacaba el lado positivo a aquello. O al menos si dejaba de lado el hecho de que la cornisa bajo la que se encontraba no la protegería de la tormenta que estaba al caer y que la hubiese alcanzado de lleno si su chofer no hubiese llegado justo a tiempo para evitarlo.

—No hacía falta que vinieras a buscarme —aquellas fueron las primeras palabras que pronunció la española al subirse al coche, ignorando por completo los "buenos días" de su acompañante—. Podía haber cogido un taxi.

—Antes de nada diré que me pilla de camino. Tenía que pasar por aquí sí o sí —explica mientras pone en marcha el vehículo para dirigirse al Cobham Training Centre—. Y segundo, Mark me lo pidió por favor. 

—Le dije a Mark que me las podía apañar yo sola —deja escapar un leve suspiro—. No quiero ser un incordio; aún encima que me ha tendido la mano con las prácticas.

—No eres un incordio. Eres...su protegida. Y quiere que te sientas como en casa y estés a gusto.

—Adrián me traía donuts cuando pasaba a recogerme —contesta de forma simple tras escuchar aquel "sentirse como en casa"

—¿De chocolate o normales? —pregunta entre risas el joven.

—Chocolate.

—Bien. Mañana te traeré donuts con chocolate; y quizás así no eches tanto de menos Madrid y a Adrián.

—¿Me lo dices enserio? Porque con los donuts no se juega, Havertz.

—Totalmente enserio —durante unas milésimas de segundo el futbolista aparta la mirada de la carretera para observar a Leire y dedicarle una fugaz sonrisa.

La muchacha no dudó en imitar su gesto. Dos días. Los conocía de dos solo dos días y ya se sentía integrada. Una parte de ella se alegraba, porque aquello facilitaba las cosas a la hora de comenzar a reescribir su historia. Nueva ciudad, nuevos amigos, nueva vida. 

—Mejor no traigas donuts —musita la joven tras meditarlo un par de minutos—. Me vine a Londres para empezar de cero. Y necesito olvidar Madrid.

—Bien. ¿Cruasanes entonces?

Leire soltó una leve risa ante la pregunta. Mentalmente agradecía que Kai no hubiese preguntado el por qué de la huida de la chica de la capital española y se hubiese centrado en el tema principal de la conversación. Sin pronunciar palabra, asintió con la cabeza.

—Por cierto, tengo que parar a recoger a Mason —informa el alemán sin dar mayores explicaciones—. Te lo digo para que te prepares para que te repita que debes conocer a su novia.

Pronunciadas aquellas palabras el silencio inundó el coche, siendo únicamente roto por el sonido de la radio y la lluvia impactando contra las calles de Londres. Un simple escenario como aquel llenaba de paz y calma a la chica; a pesar de que hace un par de meses se hubiera negado en rotundo a subirme a un coche. Sin embargo, en aquellos momentos, aquel lugar le parecía mágico.

—Me encanta esta canción —confiesa el futbolista llevando la mano a la radio para poder subirle el volumen y dejar que así "Dusk till dawn" sonase con mayor fuerza.

—A mi también —dice Leire en un murmuro que a penas podía ser escuchado.

[...]

—¿Cuántas veces te lo ha repetido en lo que va de mañana?

—Creo que esta es, mínimo, la séptima vez —se ríe por lo bajo—. ¿Siempre es así?

—¿Así de persistente o así de pesado?

—¡Que te he escuchado, Mark! —el grito de indignación de Mount no hace más que aumentar las risas del fisioterapeuta y de su pupila—. Solo intento hacer su estancia en Londres más amena. Y que vea más personas a parte de tíos sudorosos corriendo detrás de un balón y de...ti.

—Mi presencia al menos no resulta ser un incordio —ataca Mark dándole un leve empujón al futbolista para que vuelva a recostarse en la camilla—. ¿Te duele esto?

—No.

—Pues me alegra comunicarte que estás como una rosa y que se acabo tenerte más tiempo aquí metido dándome la brasa.

La española, observando desde una esquina todo lo que su mentor hacía, rio. Con personas como Mark y Mason en su día a día era más complicado tener tiempo de recordar los sucesos del pasado; a parte de que su forma de ser hacían que las prácticas si se convirtieran en algo inolvidable e inigualable.

—¿Entonces ya puedo entrenar normal?

—Pero sin hacer el imbécil, que nos conocemos. A parte, te voy estar vigilando —lo amenaza señalándolo con el dedo índice.

—A sus órdenes sargento —le regala una sonrisa divertida antes de dirigir su mirada a la muchacha—. ¿Y tú qué me dices? ¿Aceptas la propuesta?

—Está bien, Mount. Acepto conocer a... —deja la frase en el aire al no poder recordar el nombre de la novia del futbolista. 

—Kera.

—Acepto conocer a Kera.

El futbolista sonrió satisfecho ante la respuesta de la muchacha. De un salto se bajó de la camilla y se acercó a ella para plantarle un beso en la frente, dejándola totalmente confundida.

—No hagas planes para el viernes; porque vas a conocer lo que es la vida nocturna en Londres —y pronunciadas aquellas palabras abandona la sala.

—¿Todos los lunes son igual de...intensos? Porque a mi la verdad me cuesta ser persona.

—El día después del partido —explica Mark encogiéndose de hombros—. Y eso que han empatado a ceros. Te acostumbrarás, créeme.

El fisioterapeuta se acercó a la española y le entregó un par de partes médicos de aquella semana. La siguiente parada de esa mañana era el campo de entrenamiento.

—Por cierto —habla Leire en cuento salen de la sala—, no hacía falta que enviaras a Kai a buscarme.

—Ya te lo dije ayer, a él no le importa.

—Pero no quiero ser un...

—Un incordio —finaliza Mark—. Mayor incordio es Mason y no pone pegas a ir a buscarlo.

—Es su amigo —ríe ante la pulla que había soltado contra el británico.

—Y tú seguro que lo acabas siendo. Al menos pretenden integrarte al grupo, así que...

—¿No tengo elección?

—Bienvenida a esta locura, Leire.

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Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Where stories live. Discover now