* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛᴇ· . ·

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𝐂𝐨𝐬𝐭𝐚 𝐛𝐫𝐢𝐭á𝐧𝐢𝐜𝐚, 𝟏𝟖 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐥 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

Su brazo oscilaba al compás del viento; el mismo que ondeaba con gracia su cabello, creando un torbellino castaño que danzaba al ritmo de Riptide. Aquella brisa cálida de finales de abril, causada en su gran medida por la velocidad del vehículo, era también la responsable de que un intenso aroma a agua salada impregnase el ambiente.

Leire había añorado aquella sensación, y no sabía cuánto hasta aquel instante. Viajar en coche con su playlist preferida sonando a todo volumen y con...él de piloto —copiloto en contadas ocasiones, cuando dejaba que fuese ella quien tomase las riendas de la situación—, y con el mar siempre como destino final. Eran momentos que echaba en falta y, que por culpa de lo caprichosa que había sido la vida, ahora solo eran recuerdos amargos de un pasado al que le habían arrebatado el futuro.

Un pasado que no se volvería a repetir, y unos recuerdos que permanecerían almacenados en su memoria por el resto de la eternidad.

—¿En qué piensas?

Los ojos de la española buscaron de forma inmediata al dueño de aquella voz. El viento la obligó a introducir el brazo en el interior del coche para poder apartar el pelo que chocaba con rebeldía contra su rostro y que le impedía ver con claridad al joven que permanecía con la vista clavada en la carretera.

—En la calma que me trasmite la combinación de viajar en coche cerca del mar y...estar contigo.

En cualquier otra circunstancia, volver a encontrarse allí, reviviendo situaciones que la trasportaban al pasado, habría sido la causa de que el infierno volviese a engullirla; sin embargo, a lo largo de aquellos dos meses, la simple presencia de Kai se había convertido en la causante de que las llamas del inframundo se apagasen incluso antes de comenzar a arder.

Había encontrado a un nuevo compañero de viajes, y aún no era consciente de ello. Ni ella, ni él. Ambos eran capaces de ver lo que el otro había supuesto en sus vidas, percibían la paz que se trasmitían mutuamente, y comprendían que se necesitaban; aunque, por culpa de lo vivido en antaño, aún no supiesen de qué manera se hacían falta.

—El mar y el coche son, sin lugar a dudas, las mejores formas de evadirse del mundo —acepta el chico—. Y, tú no es que me trasmitas calma, si no que te has convertido en ella.

No podía verla, pero sabía que estaba sonriendo. Eran las mismas palabras que le había dicho tras el partido contra el Oporto. La primera vez habían sido pronunciadas en un momento en el que tenía toda la guardia baja; pero en aquella ocasión era diferente. Necesitaba, una vez más, comunicarle lo mucho que había influido su simple presencia en su vida.

—Por cierto, ¿sabes a dónde estás yendo o estás improvisando sobre la marcha?

Su pregunta era debida a que era la tercera salida, en la que indicaban una playa, que se saltaban. A mayores, el GPS permanecía apagado. Y sabía que Havertz no era precisamente la persona con el mejor sentido de la orientación que conocía.

—Los mejores planes siempre surgen cuando se improvisa.

—Y no te lo discuto. Pero a ver si en vez de en el mar vamos a acabar en medio de un bosque; y eso que lo primero lo estoy viendo desde la ventana y todo indica a que estamos al lado, pero por poder, puede ser.

Kai no pudo evitar soltar una suave risa ante la declaración de Leire. Razón no le faltaba. Por mucho que estuviesen al lado del mar, sabía que podrían acabar en un bosque a decenas de quilómetros de distancia. Sin embargo, en aquella ocasión, conocía demasiado bien el camino como para acabar perdido.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Onde as histórias ganham vida. Descobre agora