* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ· . ·

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟎𝟐 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏. 

—Definitivamente, ¡me niego!

—A Daniela no le va a hacer nada de gracia. Lo sabes, ¿no?

—Me arriesgo a que me aplique la ley del hielo, ¡pero me niego! —insiste—. ¿Tú los has visto?

Sin esperar una respuesta, Leire le entregó su móvil al alemán; para así poder enseñarle el centenar de fotos de vestidos y ropa que su mejor amiga le había enviado a lo largo de aquel día.

—Son horrorosos.

—A mí me gustan —declara, contemplando una por una las imágenes—. Y, pongas lo que te pongas, te va a quedar genial.

—El pijama también me quedaría genial, ¡es de Marvel!

—¿Llamas pijama a esa camiseta vieja que usas para dormir? —pregunta con tono de burla, buscando picarla.

—Sí, llamo pijama a...eso. Y es cómodo, bonito y perfecto para cualquier ocasión, ¡incluso para una graduación!

Las pocas ganas que tenía la española de graduarse habían quedado retratadas a lo largo de aquellas semanas. En cuanto fue consciente de que había aprobado y de que su etapa universitaria había llegado a su final, el miedo la invadió. Y, a medida que se acercaba el día, su poco entusiasmo iba en disminución y sus inseguridades en aumento.

—¿Qué pasa realmente, Leire? —con cautela, Kai agarró a la chica del brazo obligándola a acercarse a él; quedando situada justo en frente del mayor—. Y no me digas que es porque te vas a graduar en una Universidad que a penas has pisado, ni porque no conoces a tus compañeros; porque sé que no es eso. Y también sé que la ropa no juega un factor importante aquí. Así que, ¿qué pasa?

—Él no está.

Hacía días que intuía por qué Leire rehuía todo lo que estuviese relacionado con la graduación, sin embargo, había necesitado escucharlo salir de boca de ella para confirmar sus sospechas.

—Quizás físicamente no esté aquí. Pero está en tus recuerdos, y ahí todos somos inmortales. Así que, de una forma u otra, estará allí, contigo.

En silencio, Leire contempló a Kai. Una vez más, había sabido como recomponerla; y de forma inevitable sonrió.

—Y que sepas que, aunque no lo conocí, sé que estaría orgulloso de ti. De la persona que eres y de todo lo que has conseguido.

—Yo no estaría tan segura. Soy un desastre y...

—Eres un desastre que ha logrado plantarle cara a su pasado y a sus demonios —declara, interrumpiendo así las palabras de la española—. Un desastre que ha acabado la carrera de fisioterapia y que ha conseguido un puesto fijo en el Chelsea. Créeme, estaría orgulloso de ti.

—El puesto lo tengo gracias a Mark.

—El puesto lo tienes por méritos propios —corrige—. Y ni se te ocurra llevarme la contraria, ¿vale?

Volvió a sonreír, agradeciéndole con aquel simple gesto sus palabras. Y, acto seguido, se inclinó hasta quedar a la altura del alemán y le besó.

En ese instante, las manos de Kai viajaron hacia la cintura de Leire, obligándola así a sentarse sobre su regazo. Un gesto inocente por parte del chico que desencadenó que el beso subiera de tono y que los fríos dedos de la española se introdujeran bajo la camiseta del mayor.

—Espera, para... —aquel susurro ahogado por parte del futbolista obligó a Leire a poner distancia entre ellos—. No puedo.

Con delicadeza, y sin romper el contacto visual que mantenían, Kai apartó las manos de la chica de su torso.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Where stories live. Discover now