* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ· . ·

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𝐀𝐪𝐮𝐢𝐬𝐠𝐫á𝐧, 𝟏𝟎 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏. 

—¡Necesito tú ayuda!

De forma casi inmediata apartó la mirada del libro que reposaba entre sus manos, "El Código da Vinci" de Dan Brown; y la trasladó hacia la persona que, de forma apurada, se había adentrado en su habitación.

—Claro. ¿Qué pasa?

—Mañana es el cumpleaños de tu hermano y...

—Y no le has comprado nada, ¿no?

Su cara lo decía todo, necesitaba ayuda, y de forma urgente. Leah, tras soltar una suave risa, cerró el libro y lo depositó sobre el colchón; y, acto seguido, indicó a la española que tomase asiento junto a ella.

—¿Tienes algo en mente?

—Algo tengo. Pero necesito ayuda.

—Yo te ayudo, y tú me ayudas. Porque, por mucho que me prometí no dejar todo para el último día...

—Me ha pasado lo mismo. ¿Así qué...?

—Toca tarde de compras —finaliza la alemana—. ¿Qué era eso que habías pensado?

—A Kai le encantan los animales y... —Leah sonrió enternecida cuando la joven guardó silencio. Estaba nerviosa, y se notaba a leguas; al fin y al cabo, era la primera vez que le iba a hacer un regalo a alguien que no fuesen Daniela o alguien de su propia familia.

—Sé a donde quieres llegar, y sí. A él le hará ilusión —acepta—. Así que ya sé cual será nuestra primera parada. ¿Estás preparada?

Leire contempló su atuendo tras la pregunta formulada por la mayor de los hermanos Havertz; y tras comprobar que, efectivamente, no llevaba el pijama puesto, asintió.

—Bien —con entusiasmo, Leah se levantó de la cama de un salto; y acto seguido le tendió la mano a la española para que esta imitase su acción.

La ilusión que desprendía la alemana quedaba retratada en cada una de sus acciones. Y Leire, sin poder evitarlo, sonrió.

—Gracias —formula la fisioterapeuta en voz baja antes de abandonar la habitación de Leah.

—Por nada.

A pesar de que la joven iba unos pasos por delante de Leire, esta pudo distinguir de inmediato como una sonrisa se dibujaba en su pálido rostro. El vínculo que había forjado con aquella risueña chica en los cuatro días que llevaba en Alemania era demasiado especial. De alguna manera, Leah le recordaba a Oliver; su forma de ser y su manera de tratarla eran demasiado similares a cómo era su hermano mayor.

—Acuérdate de que al volver paremos en la pastelería —informa la mayor apoderándose del abrigo y de las llaves del coche que reposaban sobre el recibidor—. Porque ya he escuchado a mi madre maldecir un par de veces su intento de tarta de cumpleaños.

Leire soltó una leve risa. Desde la habitación de Kai ella también había escuchado las exclamaciones de Helga, y a pesar de que no había entendido nada de lo que había dicho, lo que sí había pillado era la frustración que estas cargaban.

—Jan irá a buscar a Kai al aeropuerto en... —tras abrir el coche, y justo antes de adentrarse en el, contempló la hora que marcaba su móvil—. En tres horas. Tiempo suficiente para hacer todos los recados.

La española asintió ante la aclaración de Leah; y en cuanto esta se subió al vehículo, Leire hizo lo propio.

—Te dejo hacer de DJ, sí quieres —declara, tras encender el motor del coche—. Eso sí, espero que tengas mejor gusto musical que Jan.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Where stories live. Discover now