Cuando el idol Taehyung es atacado por haters, queda en peligro no sólo su vida sino también la de su mejor amigo, Jimin.
Es ahí cuando su agencia le asigna al mejor guardaespaldas, pero... ¿será suficiente para proteger a ambos?
[Narración + Socia...
—Es tan difícil, Jimin... —jadeó Tae. Y es que no lloraba realmente, parecía estar ahogado y turbado, necesitado de aire o consuelo. Jimin nunca lo soltó—. Cada paso que doy, cada cosa que hago... siento que destruyo todo lo que toco. Tal vez esa gente tiene razón, tal vez todo lo que dicen de mí es cierto y yo no quiero darme cuenta. Ninguno de ustedes se da cuenta. Pero lo hago. Lo destruyo, Jimin. Como a ti... ¿qué te estoy haciendo? ¿A dónde te estoy llevando? Eres la persona más importante en mi vida y por mi culpa tú...
—Oh, Tae.
—Sé que tú no me culpas, Jimin... ¿Cómo podrías? Tu corazón es tan grande, tan inmenso... Perdonas incluso a los que te hacen daño. Es como... no te he escuchado ni una sola vez despotricar contra los que te hicieron eso, los que hicieron que...
—Suficiente. —Jimin besó la cabeza de Tae y siguió acariciándole el cabello—. Si vas a dejar que algo te quiebre, que sea algo que no provenga de gente que no te conoce. Se lo estás poniendo muy fácil, Tae. Esa gente te quiere ver así, en el suelo, odiándote a ti mismo, creyendo en cada una de las palabras que ellos solo dicen a causa de sus propias frustraciones. Tae... ellos no te conocen.
—Jimin... —Tae jadeó una última vez antes de abrazarlo.
—Tete... ¿Sabes que eres la persona a la que más admiro en el mundo? ¿La persona a la que más amo en el mundo? Eres mi mejor amigo, pero te siento dentro como otra parte de mí. Si vas a dejar que algo entre en tu corazón, que sean las palabras de alguien que te ama, y no las de las personas que nos odian.
Tae se abrazó más al chico que no dejaba de peinarle el cabello y darle besos tiernos en la frente.
—Aquí estoy, Tete —le susurró Jimin en el oído, Tae sintió que su corazón se inundaba de paz cada vez que su amigo acariciaba su cabello—. No me iré. Aquí estoy.
Tae sonrió débilmente mientras permanecía en el regazo del otro chico, y de apoco se tranquilizaba con sus tacto y sus susurros. Cuando sintió que su mente se aclaraba, Tae buscó la mirada de Jimin y le dijo:
—Sé que piensas que te vemos como alguien débil, Jimin. Pero... la verdad es, que eres mi fuerza.
Jimin sonrió, y luego siguió acariciando el cabello de Tae para que éste volviera a cerrar los ojos, en paz.
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