El Juego de los besos y todas esas Gilipolleces (Capítulo 21)

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-          ¡No! ¡No!

-          ¡Eh!

-          ¿¡Qué haces!?

-          ¿Eh? - Al frunció el ceño.

-          ¡¡Si apuntaba a ti, cabrón!!

-          ¿De qué hablan?

-          ¡¡Daba hacia ti!!

-          ¿¡Pero qué dicen!? ¡Si se sale al pasto no vale!

-          ¡¡Sí que vale!!

-          ¡Claro que no! ¿¡Quién les enseñó a jugar a ustedes!?

-          ¡¡Cabrón, si dio hacia ti te toca!! ¿Verdad o reto?

-          ¡Oh, vamos!

-          ¿Verdad o reto?

-          ¡Si sois unos cabrones!

-          ¿¡¡Verdad o reto!!?

Al suspiró.

-          Reto.

-          ¡¡Oh!!

-          Gwen, para mí quiere ocultarte algo. – canturreó Ángela.

-          No seáis gilipollas. – masculló Al.

-          ¡Te reto a que le digas la verdad a Gwen!

-          Mangel, así no funciona. – le corrigió Rubén.

-          Calla.

-          Te reto a que le des un lametón al tronco del árbol. – dijo Gwen.

-          ¿Qué? – se quejó Al. – Oh, vamos, dadme un reto de verdad-

-          Propongo que Al le dé un lametón al tronco del árbol. ¿Todos a favor?

-          ¡Sí! – gritaron todos.

Gwen miró a su novio con aire de suficiencia.

-          Tú... - comenzó Al. - ¿Cómo te-

-          Hablaremos de esto en casa, cariño. – le interrumpió Gwen.

-          ¡¡¡OOOOOHHHH!!! – estallaron todos.

Al suspiró y miró el tronco del árbol como si fuese lo más repulsivo que haya visto en su vida. Sin pensarlo dos veces (o más bien, si querer pensarlo dos veces) se inclinó y lo lamió.

Todos soltaron gemidos de asco, seguido de risas. Al escupió y se limpió la lengua con las mangas del buzo. Su cara lo decía todo.

-          ¿Qué tal estuvo? – preguntó Ángela.

-          Cuidaoz laz ezpaldaz. – soltó Al, con la lengua afuera. – Abgún día oz caedá un ádbol enbzima.

-          Anda, hombre. – comentó Rubius. – A que no sabe tan mal como lo pintas.

-          ¡Puez bé y pduébalo!

Todos rieron.

-          Vale, ¿sabes qué es lo bueno? – sugirió Gwen, poniéndole una mano en la espalda. – Que ahora puedes girar la botella.

Son solo tres Palabras (Rubelangel)Where stories live. Discover now