Cuando el idol Taehyung es atacado por haters, queda en peligro no sólo su vida sino también la de su mejor amigo, Jimin.
Es ahí cuando su agencia le asigna al mejor guardaespaldas, pero... ¿será suficiente para proteger a ambos?
[Narración + Socia...
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Seokjin no quiso —ni pudo— ser capaz de dirigirle la palabra a Tae después de que salieron de la agencia, mas que para lo indispensable. Tae, por su lado, seguía frustrado por haber estado tan cerca de lograr algo con su guardaespaldas y al final ver esos labios alejarse al último segundo.
Al llegar al penthouse encontró a Jimin sentado en el sofá comiendo algo de nieve y viendo una serie de comedia en la televisión, Jungkook parecía estar limpiando la cocina. Era realmente una escena graciosa si la comparaba a una verdadera situación de niñera.
—¡Tete! ¡Llegaste! —Jimin quiso levantarse del sofá pero su amigo fue más rápido y se lanzó a su lado, teniendo cuidado de no acercarse tanto para evitar tocar partes adoloridas.
A pesar de todos sus frustraciones anteriores, Tae llegó junto a su amigo con una gran sonrisa.
—Aquí estoy, mimi. ¿Cómo estuvo tu día? ¿Me extrañaste?
Los dos idols habían comenzado a conversar sobre su día, o más bien, Tae se dedicó a preguntarle a Jimin sobre qué había hecho y cómo había estado. Jin optó por ir hacia donde estaba Jungkook terminando de limpiar lo que parecía un desastre en la cocina.
—¿Pero qué fue lo que pasó aquí?
Jungkook sonrió grandemente, como si recordarlo aún siguiera divirtiéndolo.
—Jimin quiso hacer unos pastelitos, pero tranquilo, ya estoy terminando. Tienes razón, no dio nada de problemas y estuvo descansando lo más que pudo. Cuidé que tomará sus medicamentos y que no hiciera esfuerzo físico, por fortuna es muy obediente... y encantador. —Eso último lo dijo en un susurro que Jin no pudo escuchar claramente.
—Por lo menos uno de los dos tuvo un día tranquilo —suspiró Jin, aún con la frustración en sus recuerdos.
—¿Así de mal estuvo tu día?
—No te imaginas. Te lo juro, necesito otra ronda para ponerte otra recogida, Jungkook.
Taehyung, que no había descuidado los movimientos de su guardaespaldas ni un segundo aunque aparentaba estar solo inmerso en la charla con su amigo, escuchó esas últimas palabras con total claridad y, casi rompiéndose el cuello por el movimiento tan brusco, giró su cabeza hacia la cocina.