Problematic Assignment || jikook + taejin || [Terminada✓]

🍃 10 🍂

—¿Entonces por qué los haces?

—Eun me dijo que van a dar un comunicado y dirán que me lesioné ensayando. Me dijo que estuviese preparado porque van a haber fans que se preocupen por mí, o que acudan a la agencia para dejar regalos. Así que se me ocurrió preparar pastelillos y ponerlos en canastas para que los lleven a la agencia, por si algunas de mis fans llegarán a ir, solo para que supieran que estoy bien.

Jungkook dejó de reír, y su sonrisa pasó de ser producto de algo cómico a algo conmovedor.

—Oh, Jimin... Eso es muy dulce de tu parte.

Jimin apretó los labios y bajó la cabeza, avergonzado. Siguió batiendo pero Jungkook notó que estaba utilizando demasiado el brazo y parecía estar aguantando un dolor muscular.

—Oye, aguarda... —Jungkook llegó a su lado y lo detuvo, el chico estaba descalzo así que se veía incluso más pequeño de lo que recordaba.

El pelinegro le hizo una mueca enojada y a Jungkook le pareció más graciosa que intimidante.

—No creo que sea buena idea esto, pequeño. Me indicaron que no permitiera que te esforzaras, y mi hermano me dijo claramente que tus lesiones, si bien no eran graves, sí las sentirías mucho. No debes de hacerte el fuerte, mejor ve y recuéstate.

—No, mira, te prometo que tendré cuidado. ¿Qué tal si uso mezcladora en lugar del brazo?

Vaya, Jung Hoseok sí que había tenido razón, el chico era terco.

—Te prometo que a la gente que mandan a reposar, no se pone a hacer pasteles para una tropa.

—No para una tropa, tal vez solo una docena.

—No. Taehyung fue claro conmigo, me dijo que me asegurara de que el único esfuerzo que debías hacer era el de llevar la cuchara a tu boca. Lo que me recuerda, traje comida.

—No te hubieses molestado, mi dieta es estricta. Iba a prepararme una sopa más tarde.

Jungkook rodó los ojos.

—Park Jimin, solo tienes dos misiones en la vida esta semana: descansar y comer. Es el puto sueño de cualquier persona, por favor aprovéchalo.

—No me digas Park Jimin, suena a que me regañas.

Jungkook volteó a ver al chico. Estaba mirando de forma triste la mezcla que no pudo seguir batiendo y las cáscaras de huevo que ahora se giraba para tirar en el cesto.

Recordó lo que Hoseok le había dicho, sobre no hacerle sentir al chico que estaba haciendo las cosas mal.

—Deja eso, Jimin, yo lo limpiaré.

Jimin le dio la espalda y se acercó al lavamanos. Abrió el grifo y trató de quitarse el azúcar de las uñas.

Jungkook tomó una toalla de cocina y se acercó a Jimin, y fue cuando vio que tenía los ojos un poco brillosos.

—Oye...

—Ya no me duele, de verdad. —Jimin trató de secarse las lágrimas con las mangas de su pijama, pero el azúcar que había quedado en la tela siguió pegándose a su cara.

—Tú y yo sabemos que eso no es cierto —le dijo Jungkook. Se acercó aún más al chico y le tomó el rostro con una mano, con la otra usó la toalla para limpiarle el rostro gentilmente. Jimin se quedó muy quieto, sin dejar de verlo—. Jimin, ¿por qué haces esto? Nadie te está obligando a recuperarte, todos saben que lo que te hicieron...

—Basta. —Jimin bajó la mirada, Jungkook ya no pudo seguir limpiándole el rostro—. Antes ya de por sí me veían débil, ahora todos me tratan como si yo fuese un bebé.

Jungkook sonrió de lado.

—Sí, bueno, debe ser molesto. ¿Cuántos años tienes? ¿Quince?

Jimin lo miró con los ojos entrecerrados y con un mohín que divirtió a Jungkook más de lo que había imaginado.

—Tengo veinticuatro, para tu información.

—Debes de ser traga años.

Jimin le lanzó un pequeño empujón pero entonces un quejido de dolor surgió de su boca y luego apretó los dientes, parecía molesto consigo mismo por demostrar dolor de esa manera.

Jungkook ya no sonrió.

—Suficiente, vamos. Tomarás tu medicamento y descansarás. No sin antes comer. No te digo esto porque crea que eres un niño, sino porque tienes a personas que te aman y que te quieren ver bien. Si no lo quieres hacer por ti, al menos hazlo por ellos.

Ante el tono duro de aquellas palabras, Jimin siguió con la mirada baja, así que Jungkook suspiró.

—Escucha... —trató de ser más amable—. Lo siento, yo... Soy instructor de gimnasio, ¿sabes? De los que te gritan fuerte para que no te detengas y hagas las cosas bien. A veces suelo ser un poco rudo con mi tono de voz, pero es la costumbre.

Jimin apretó los labios y lo miró de reojo, parecía estar cediendo un poco.

—Lo que querías hacer, lo de hornear pasteles para tus fans, de verdad es algo muy lindo, Jimin. Y sé que les habría encantado. Pero no tienes que hacerlo. Lo mejor que le puedes dar a las personas que te quieren, es tu recuperación. Sé que no quieres que te vean débil, pero lo que te hicieron... —Jungkook recordó la imagen del chico tirado en el elevador una vez más y se le revolvió el estómago ante el odio y la impotencia que volvió a sentir—, fue algo horrible. Fue realmente peligroso. Jimin, pudieron haberte matado si un golpe llegaba al lugar equivocado. No digas que estás bien, porque es claro que no lo estás. Y no es malo aceptar que tienes dolor, o que estás agotado. Eres un ser humano, y muy bello ser humano, y también tienes permitido no estar bien, ¿okay?

Jimin levantó la mirada, sus ojos seguían brillosos pero esta vez era una mirada diferente. Más amable, más conmovedora, más hermosa...

Jungkook sonrió instintivamente. El chico aún tenía azúcar glass en la nariz, así que se la quitó con su dedo pulgar y eso hizo que el pequeño la arrugara y luego estornudara bajito.

Algo en el corazón de Jungkook se ablandó, y de una manera tan fugaz que lo tomó por sorpresa. Estaba frente al chico y solo podía pensar en lo maravillosamente tierno y hermoso que se veía incluso con el cabello revuelto y con harina cerca de su oreja.

—Por cierto, me llamo Jungkook —fue lo único que pudo decirle.

El pequeño le sonrió de tal forma que sus ojitos se apagaron en consecuencia.

—Hola, Jungkook. Yo soy Jimin.