Cuando el idol Taehyung es atacado por haters, queda en peligro no sólo su vida sino también la de su mejor amigo, Jimin.
Es ahí cuando su agencia le asigna al mejor guardaespaldas, pero... ¿será suficiente para proteger a ambos?
[Narración + Socia...
Jungkook ya no tardó esperando demasiado, cinco minutos después de aquella escena con los idols, un sujeto alto y sumamente atractivo salió del edificio mientras se quitaba la corbata.
—¿Kim Seokjin?
—¿Jeon Jungkook?
—Ese mismo. Ven, sube.
—Debo estar de regreso en la agencia antes de medianoche.
—¿Trabajas todo el día acaso?
—Sí, es un trabajo 24/7.
—Bueno, descuida. Sube, mi casa está cerca.
—¿Este es tu auto? —Seokjin contempló el Camaro antes de subir—. ¿Cómo le hace alguien de tu edad para tener este auto?
Jungkook subió al vehículo y sólo cuando estuvieron adentro los dos, respondió:
—Un regalo de mi padre, es útil así que no lo devolví cuando me peleé con ellos. —Lo dijo sonriendo, pero en realidad no era una anécdota divertida—. Sí, bueno, hay que dejar de lado los temas incómodos. Así que si esto te pone un poco sorprendido, debo advertirte que vivo en un penthouse.
—¿Qué? ¿Tus padres trafican drogas?
—No, solo... Soy Jeon Jungkook. Ya sabes... de esos Jeon. Los Jeon de los hoteles.
—Mierda... Eres como un Paris Hilton, ¿no? Carajo. ¿Por qué no cargas guardaespaldas como todos los chicos ricos de la ciudad?
—Yo no soy rico. Mis padres son ricos. Sus regalos para compensar sus errores no son realmente reflejo de mi posición económica actual. Trabajo y todo. Pero no soy cercano a mi familia, al menos no durante el último par de años.
—Entiendo. Y descuida, no tienes que contarme nada, no es como si esto fuese una cita.
Jungkook sonrió y encendió el vehículo.
—Ah, ya me agradas.
El trayecto a la casa de Jungkook fue muy corto, estaba solo a unas cuantas cuadras de la agencia, en una zona de edificios altos. Jungkook estacionó el vehículo en un área reservada y luego tomaron el elevador privado.
Seokjin era apuesto, pero había algo gracioso en la situación y es que ambos charlaban de cosas banales y graciosas, incluso sobre Namjoon y cómo lo habían conocido, pero no sentía esa tensión sexual que había esperado.
Cuando llegaron al último piso, Seokjin estaba más entretenido diciéndole cuáles eran los puntos débiles para la seguridad de su casa, pero Jungkook solo podía considerarlo gracioso.
—Creo que a nadie le interesa un instructor de gimnasio viviendo en la ciudad, estoy a salvo, Seokjin.
—¿Instructor de gimnasio? Para ser un instructor de gimnasio tu casa es malditamente increíble. Mierda, oh... no me digas que juegas Call Of Duty. Bien, si yo fuese tú, perdonaría a mis papás por cualquier cosa si es que me llegaran a dar una televisión así de inmensa.
Jungkook se había alejado hacia la cocina mientras Seokjin se instalaba en la sala, cuando volvió le entregó al mayor una botella de cerveza y se tumbó en el otro lado del sofá.
—Aquí hay de dos, Seokjin —le dijo Jungkook de manera directa y clara—. O dejas que yo la ponga o jugamos a Call of Duty para que liberes tensión. Te recomiendo que me dejes ponerla porque tengo cuatro meses sin hacerlo, pero respeto tu decisión. De todas formas, incluso en videojuegos te voy a meter una tremenda cogida. Tú dices.
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