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Inej salió de la tina.

Se vistió con dificultad, envolviéndose en un vestido de gasa negra que Wylan había dejado para ella. Se moría por usar sus pantalones pero su piel estaba ardiendo y no quería precionarla con nada.

Sentada en el tocador peino su cabello tratando de hacer su trenza. Mover los brazos hacia arriba le dolía, así que dejó de hacerlo.

Pudo haber llamado a Karina pero ya tenía suficiente con sentirse mal físicamente, no quería que su consciencia le pesara aún más por sentirse una especie de lastre para la Sanadora.

Llamaron a la puerta dos veces. Reconocía el patrón de toquido, no había otro igual. Era una seña. Una que conocía muy bien. La puerta se abrió despacio. Kaz estaba en la entrada.

—Kaz.

—Hola, Inej. —Los ojos de Inej se llenaron de lágrimas que se derramaron sin poder evitarlo. Se puso de pie enfrentando a Kaz. —¿Cómo te sientes?

—Bien. —Su voz salió en un susurro roto. —Estoy bien gracias a ti, me salvaste la vida. De nuevo.

—Eso es lo nuestro. Salvarnos el uno al otro.

Kaz entró a la habitación, vaciló hasta sentarse en el sofá que estaba junto a la ventana, Inej lo siguió sentándose frente a él.

—Ya sé quién te vendió.

—¿Quién fue?

—Resulta que Heleen cumplió su amenaza. Fue ella. Se aseguró de avisarle a cada uno de los exclavistas que le vendían chicas y chicos sobre lo que estabas haciendo, les dió el número de tripulantes, los Grisha que llevabas. Todo la información que pudo reunir. No ayudó el hecho de que te forjaras un nombre por todo el Mar Auténtico.

—Así que sabes las cosas que he estado haciendo.

—Fuiste muy creativa.

—¿Sí, pero fue mi creatividad lo que llegó a tus oídos o las cosas que te contaba Specht?

—Un poco de ambos. —Kaz desvío la mirada. Sus manos se movían ansiosas sobre la cabeza de cuervo de su bastón. Quería marcharse, Inej lo sabía. —¿Qué quieres hacer con Heleen?

—Pensé que te harías cargo de ella, por lo que dijo Jesper estabas de un humor voluble.

—Te prometí que no lo haría. Está esperando a por ti en el Listón. Puedes hacer con ella lo que quieras, pero si no te haces cargo entonces yo tomaré cartas en el asunto. Heleen se está volviendo un gran dolor de cabeza…

—Kaz. —Lo interrumpió. Él se quedó callado, observó por la ventana. —No quiero hablar de eso.

—¿Entonces qué quieres?

—Disculparme. —Kaz se quedó en silencio más tiempo del necesario, Inej no dejaba de morderse el labio, ansiosa por lo que el chico podía decir. —No debí hacer lo que hice, debí volver como estaba estipulado. Cómo acordamos, yo… solo tenía miedo.

—Miedo de mí.

—Es difícil, solo que…

—¿Y qué crees que siento yo cada vez que estás cerca? Es como volver a estar ahogándome, Inej. Tengo miedo todo el tiempo, lo que de verdad me aterra es perderte. Y te fuiste.

Inej bajó los ojos avergonzada. Kaz era rencoroso, lo había visto guardarlo y alimentarlo por años. Ahora, lo que más temía es que se dirigiera a ella ese odio.

—Tengo miedo del amor que te tengo, Kaz. —Inej susurró apretando las manos con fuerza, al menos ese dolor le recordaba que no era un maldito sueño. La situación era real y era hora de tomar cartas en el asunto, como diría él.

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon