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Capítulo V

"Lo había engañado. Ese Espectro decente, honesto y devoto había sido más astuto que él. Se giró para mirar otra vez la larga extensión de tejado que iba a tener que recorrer para volver al bote.
—Malditos seáis tú y tus Santos —dijo a la nada, y después se dio cuenta de que estaba sonriendo".
Kaz Brekker, Reino de Ladrones.

Inej no sabía el momento exacto en el que se había enamorado de Kaz Brekker, pero sí sabía cómo ocurrió. Después de todo él era su salvador y su principal fuente de problemas. Fueron los pequeños detalles los que habían desatado ese enamoramiento en Inej, siempre se reprochó el sentir cosas por Kaz cuando sabía que él jamás le correspondería.

El único amor de Kaz Brekker eran los kruge, no había espacio allí para Inej.

A pesar de ello, no pudo evitarlo cuando le regaló su primer cuchillo, todas las veces que la trajo de vuelta a la luz cuando se encontraba en un mal momento; se enamoró de él por todas las veces que le salvó la vida, le guardó las cenas horribles de Rotty, la hizo reír y enojarse cada vez que se burlaba de sus santos.

Kaz era un hombre difícil de olvidar y aún más de apreciar.

Durante su asalto a la Corte de Hielo todo cambió para Inej. Estuvo amenazando a Kaz con marcharse y eso desató que él mostrara sus verdaderos sentimientos, en aquel momento Inej no sabía si se trataba de amor por ella o un simple capricho.

Kaz es como un niño malcriado, tiene cosas que no valora hasta que es muy tarde y cuando alguien más intenta quitárselo… se aferra a ellas con fuerza. Por eso Inej no sabía si se trataba de un berrinche o de verdaderos sentimientos.

En el barco de regreso a Ketterdam las cosas estaban complicadas, Nina había tomado la parem y no sabían cómo podía resultar aquello. Todos estaban asustados y exaltados, Inej trató de mantenerse en calma y aprender lo esencial de la tripulación, al menos de esa forma se mantenía ocupada. También era una forma de huir de Kaz.

Ella se había atrevido a tocarlo, puso su mano sobre su rostro. Él no se apartó pero si sintió lo difícil que había sido para él. Mientras aprendía a hacer nudos con Specht creía sentir aún la frialdad de la piel de Kaz picando en sus manos. Lo que no imaginaba era su mirada, Kaz si la estaba observando, no había parado de hacerlo desde que emprendieron el regreso a casa.

En las noches, en un barco muy distinto con un rumbo muy diferente, el recuerdo de esa última conversación con Kaz antes de su secuestro era todo lo que la atormentaba.

Quédate —le dijo, y su voz era piedra áspera—. Quédate en Ketterdam. Quédate conmigo.

Ella miró la mano enguantada que se aferraba a las suyas. Todo su ser quería decir que sí, pero no se conformaría con tan poco, no después de todo por lo que había pasado. Esas palabras eran las que había estado esperando desde que salieron de Ketterdam, pero las cosas habían cambiado mucho en el camino, Inej tenía que averiguar si Kaz estaba interesado en ella o solo era un capricho latente.

—¿Qué sentido tendría? —Preguntó enojada, decepcionada… desesperada por una muestra de afecto.

—Quiero que te quedes. Quiero que… te quiero a ti.

Su corazón se detuvo. Era todo lo que quería escuchar y seguía sin ser suficiente. Tal vez sus años en el barril la habían hecho egoísta, le enseñaron a desear más de lo que podía tener. Pero en ese instante lo quería todo de Kaz y sabía que obtendría a cambio.

—Me quieres a mí. ¿Y cómo me querrás, Kaz? —Él la miró entonces, con ojos fieros y la boca firme. Era la cara que tenía cuando luchaba—. ¿Cómo me querrás? ¿Estarás siempre vestido del todo, con los guantes puestos y tu cabeza girada para que nuestros labios no se toquen nunca?

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Where stories live. Discover now