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Caminar por las calles de Ketterdam se sentía extraño. No había estado allí en casi un año, le gustaba ver el caos y la diversión congeniando como una sola.

Las calles estaban abarrotadas, los pichones revoloteaban en busca de los placeres de la ciudad y los establecimientos parecían cada vez más coloridos, o al menos, para Inej brillaban más que nunca.

Dejó que su olfato se deleitará con las manzanas acarameladas, las palomitas, la comida grasienta y las goffres. Recordó otros tiempos, en los que solía correr a uno de esos puestos para cenas improvisadas con Kaz mientras vigilaban algún blanco.

Sabía que estaba cometiendo un error al dejarse ver por las calles del Barril. Tenía sus cuchillos, sus habilidades, el respaldo de los Despojos, el respaldo de Kaz y aunque fuera más de lo que muchos podían aspirar a tener, seguía siendo un peligro. Inej ganó muchos enemigos en Ketterdam, ni hablar de todos los que Kaz tenía y que por añadidura podrían hacerle daño para llegar a él.

Era peligroso e imprudente. Pero ella era Inej Ghafa, si de verdad iba a ser la Reina del Barril entonces se comportaría como una. No había nadie en ese lugar que no conociera su reputación, no iba a esconderse. Ya no tenía porque hacerlo.

—Es el Espectro. Volvió. —No se detuvo para ver quién había dicho eso, no le importaba a menos que esa persona fuera a blandir un cuchillo en su dirección.

Siguió caminando hasta llegar al Seis de Plata, el antiguo Palacio Esmeralda. Cuando se marchó ese era uno de los planes de Kaz, reabrir esas monstruosidad llena de joyas relucientes, no podía creer en lo que se había convertido la vieja guarida del enemigo más odiado por los cuervos.

Si algo sabía hacer Kaz era vengarse con mucho estilo.

Y por supuesto, al final de la calle estaba el recién renovado Club Cuervo. Tenía tres veces su tamaño, más oscuro y bullicioso que antes. Llamativo y aterrador, ambos eran muy buenos sinónimos para describir a Kaz.

—Pim, me alegra verte.

—¡Inej! Escuché que habías vuelto, no esperaba que vinieses a visitarnos.

—Ya vez que sí.

—Supongo que vienes por el pequeño animal que Kaz está guardando abajo, así que trataré de no ofenderme por eso. Seguiré creyendo que vienes por mí.

Inej sonrió. Le agradaba Pim, solía ser mucho más amable y menos criticón que Anika. No conocía al otro chico que estaba apostado en la puerta, era un cuervo nuevo y recién salido de las calles. Podía verlo desde donde estaba parada, Inej le deseo suerte en silencio.

—¿Kaz está aquí?

—En el Listón. Si querías verlo debiste ir allá.

Sí, quería verlo. Pero no estaba allí por eso, de todas formas quién la haya visto en las calles iría a contarle a Kaz.  No tardaría en venir.

—¿Cuándo acaba tu turno? —Preguntó Inej.

—Debería ser cuando Kaz llegue, no falta mucho. Lo más probable es que se le ocurra mandarme a hacer otra cosa o pedirme que me quede aquí.

—Sí, suele ser muy desconciderado.

—Me alegra saber que hablas tan bien de mí cuando no estoy cerca, Espectro.

Ahí estaba. Solo había tardado treinta minutos en aparecer. Inej trató de parecer la soldado leal que había servido a Kaz, pero con el nuevo nivel de confianza entre ellos podía ser una tarea difícil.

—Sin resentimientos.

—Entremos.

Kaz fue primero esparciendo toda su pompa, el chico que estaba junto a Pim parecía más tieso que antes y el doble de recto. Inej rodó los ojos y lo siguió al interior.

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora