Epílogo

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Kaz fue el primero en despertar la mañana de su partida a Ravka. Caminó por la habitación recogiendo las cosas que habían quedado esparcidas por ahí, y las guardó en sus valijas. No quería olvidar nada.

—Oye, debes despertar. No podemos irnos sin nuestra capitana.

—No quiero ir, quiero quedarme.

—Yo no tengo ningún problema con eso. —Inej le arrojó la almohada poniéndose de pie.

—No vas a librarte de mí tan fácilmente, Kaz. Deja de intentar que me quedé aquí mientras tú te quedas con toda la diversión.

—Lo intentaré una vez más, cuando lleguemos Os Alta. Sólo para no perder la costumbre.

Inej fue a bañarse mientras él terminaba de arreglarse. Desde la bañera contempló a Kaz, se veía feliz. Estaba tranquilo, no tenía preocupaciones, a él le gustaba estar ahí tanto como a ella, no había razones para ocultarse. No había temor.

Pero volvería, aparecería apenas tocaran suelo Ravkano. Cuando Zoya hablara con ellos. ¿Qué podía querer una reina de unos Indeseables? ¿Qué podía ser tan complicado que ninguno de sus soldados pudiese hacerlo? ¿Qué tan grave podía ser la situación para que Zoya quisiera que un grupo de rufianes se hiciera cargo?

No sabía que iba a suceder, cualquier cosa podía pasar y era esa incertidumbre la que más atemorizaba a Inej. Acostada en esa bañera entendió que el fatalismo  que se había apoderado de ella días atrás había vuelto, y con mucha fuerza.  Quería volver a ese lugar, del brazo de Kaz. Justo como habían llegado, tal vez incluso con el resto de sus amigos, el resto de su familia.

El collar con el cuervo había estado guardado en su caja desde que Kaz se lo había dado. Ese día, mientras se preparaba... se lo puso por primera vez.

No se lo quitaría. Era la promesa de Kaz para regresar juntos a esa especie de burbuja que habían creado para ambos. Era su promesa para volver con el amor de su vida, su promesa de vivir cuando todo eso acabara.

Bajaron tomados de la mano, se despidieron de los empleados, por petición suya ya que a Kaz no le importaba en lo más mínimo. Inej rodó los ojos y lo sujetó del brazo para que se quedará junto a ella. Él gruñó, pero se quedó a su lado.  Incluso Bulla, con quién poco a poco y a fuerza había hecho las pases, se acercó para besar su mejilla.

—Espero que vuelva pronto, señora Rietveld.

Era una broma, lo sabía por la sonrisa cínica que se formó en los labios de la mujer. Aún así pensó que su nombre acompañado de ese apellido podía ser una posibilidad, no en ese momento pero si en el futuro.

Se dió cuenta que había mentido cuando dijo que Kaz había matado la esperanza que ni siquiera tenía, si las tenía. ¡Joder! Tenía muchas ganas de ver ese sueño realizado, un sueño estúpido e infantil, pero Inej creía que ese era el tipo de cosas que podía permitirse una chica de vez en cuando, especialmente cuando no tenía la necesidad de sacar sus cuchillos.

Podía adaptarse y sobrevivir a la vida que le había tocado, pero también desear cosas pequeñas e insignificantes como esa. Le aterrorizó la idea de cómo su madre había tenido razón todo ese tiempo.

No podía creer que la mujer no se hubiese equivocado al decir que acabaría con Kaz, aun cuando ella no estaba segura. E incluso tendría que disculparse por haberla llamada ridícula cuando mencionó la palabra matrimonio.

—Señor Rietveld —Bulla se inclinó y despareció bajo la mirada inalterable de Kaz.

Inej lo conocía, sabía lo que estaba pensando. Tal vez no iban dirigidos por el mismo camino que ella, pero escuchar eso provocó un efecto que solo el Espectro pudo notar.

En el interior del carruaje, de vuelta al largo camino al puerto, Kaz la besó y abrazó con fuerza. No sabían lo que los estaba esperando en Ravka, pero iban a averiguarlo, juntos.

—Inej Rietveld no suena mal.

—Pensé que no ibas a pedirme matrimonio.

—Creo que acabo de cambiar de opinión.

—Tal vez yo también lo hice.

—¿Y qué responderías, en caso de estar pidiéndolo?

—Diría, en caso de que lo pidieras, que sí.

—Entonces, ya veremos qué pasa.

—Entonces, debemos sobrevivir para averiguarlo.

Kaz le guiñó un ojo. Se quitó el guante y enredó su mano con la de Inej, tenían un largo camino a Ravka pero aún más largo para la supervivencia.

Estarían bien. Habían sobrevivido a Ketterdam, podrían con cualquier otra cosa.

Fin.

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Where stories live. Discover now