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Lij, Novyi Zem.
Semanas después.

El carruaje se detuvo en la fachada de una casa bastante grande, tenía dos pisos, un porche amplio y las ventanas alargadas. Una típica casa de campo, pequeña en comparación con otras que Inej había visto por el camino pero no menos hermosa.

—No puedo imaginarte creciendo aquí. —Se giró para ver a Kaz, estaba tenso. Sus manos se apretaron en la cabeza de cuervo. —¿Sabes que esto no es necesario, verdad? Los chicos siguen en el puerto.

—Fue un viaje largo, no vamos a volver. No aún.

Kaz abrió la puerta del carruaje, con ayuda de su bastón se impulsó para bajar del vehículo. Inej lo siguió de cerca, no estaban tocándose pero su cercanía lo reconfortaba, lo sabía.

—Es una casa hermosa, Kaz. Mucho. ¿Cómo fue crecer aquí?

—Mi padre tenía muchas deudas, se mataba trabajando para pagarlas. Jordie también, yo ayudaba en lo que podía. —Señaló el árbol junto a la verja. —Por alguna razón siempre estaba ahí arriba, tal vez era porque desde allí podía ver la granja por completo.

—¿Qué pasó con tu madre?

—Murió cuando era pequeño, demasiado para recordarla. —Se encogió de hombros. —Para ser honesto no sé porque compré la granja, porqué sigo usando el apellido Rietveld para hacer negocios.

—Es una parte de ti, Kaz. —Inej apoyó la mano en su hombro —. No puedes deshacerte de todo, si lo haces no quedará nada.

—¿Proverbio suli?

—No todo lo que digo es un proverbio. —Inej rodó los ojos molesta, Kaz se rió. Ya no parecía apunto de vomitar.

Unos segundos después apareció un hombre viejo y canoso, se presentó como Caple. Era el hombre que Kaz había contratado para llevar la granja mientras el estaba en Ketterdam.

—Es un gusto verlo de nuevo, señor Rietveld. —Kaz dió un seco asentimiento con la cabeza.

—Ella es Inej.

—Un placer, señorita. —Le ofreció la mano, ella la aceptó con una sonrisa. Kaz le había dicho que solo había visto al hombre una vez, pero había tenido suficiente de Kaz para saber que no debía tocarlo. —Por aquí.

Les enseñó la propiedad, habló sobre la jurda y las otras plantaciones de la granja. Inej trataba de parecer agradable, Kaz ni siquiera lo estaba intentando. Veía todo a su alrededor como si fuera una enorme cucaracha molestándolo.

—Actualmente solo vivimos cinco personas en la propiedad. Tres chicos que se encargarán de la cosecha, la señora Bulla, la cocinera; y yo.

—Créame señor Caple, si no supiera quienes viven en mi casa no estaría haciendo bien mi trabajo.

—Por supuesto. —El anciano se aclaró la garganta y los guío al comedor, era pequeño en comparación con el resto de las habitaciones. —Preparamos la habitación de la planta baja para usted, señor Rietveld. No sabíamos que vendría con compañía pero nos encargaremos de…

Mierda. Fue lo que pensó Inej al ver la expresión de Kaz, el señor Caple había sido muy considerado al no hacer que Kaz subiera la escaleras para ir a dormir, pero no sabía que eso realmente lo había ofendido más que haberlo ubicado en el ático de la casa.

—Puedes quedarte tú con esa habitación si te complace. —Kaz flexionó las manos sobre el bastón. —Prepara la habitación que está al fondo del primer piso.

—Esa es más pequeña podemos…

—No te pregunté si era pequeña, te dije que la preparas. —Caple inclinó la cabeza y ocultó las manos detrás de la espalda, estaba nervioso.

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Where stories live. Discover now