Capítulo treinta y cinco

1.6K 219 471
                                    

━ 𝜋𝜎𝑠𝜏𝑟𝛼𝜋𝑔𝜀𝑟 ━
"El inicio de Carter"

¿Qué tendrá el cielo de misterioso para recordar tus momentos trágicos?

El cielo me recuerda a mamá.

Y las grandes nubes a mi hermano mayor.

No sé qué clase de seres somos las personas, sin embargo me gustaría saber alguna explicación de cómo hasta las cosas más insignificantes... te hace recordar a las personas que no tienes presentes en tu vida.

Es como si quisieras mantener su recuerdo vivo en cada detalle que observas día a día.

Ellos fallecieron cuando yo era a penas un niño. Sin embargo recuerdo con claridad sus rostros, es extraño, ya que a veces con los años te olvidas de aquello.

¿Sus voces? Bueno, no las recuerdo. Pero me gusta pensar que eran melodías que me hacían sonreír por las mañanas.

Siempre pensé que éramos una familia funcional, mamá nos preparaba el desayuno y mi padre siempre nos levantaba con una sonrisa en su rostro. Mis padres siempre nos otorgaron todo el cariño que sentían por nosotros y nunca nos hicieron sentir insuficientes.

Éramos dos hermanos, yo el menor.

Evan me llevaba por algunos años, ocho con exactitud. Éramos unidos a pesar de la diferencia, yo era a penas un niño mientras que él ya estaba cruzando la línea de convertirse en un hombre.

Era lindo. Era un chico rubio con ojos oscuros, de contextura normal y estatura promedio, recuerdo que entre los pocos amigos que tenía era uno de los más bajos de altura, a veces me reía entre dientes cuando lo molestaban por ello.

Si él siguiera vivo, seguramente también me burlaria por ser más alto que mi hermano mayor.

Mamá era hermosa, joder, era la mujer más perfecta del puto universo. Podía conocer a cantidades de mujeres, pero ninguna alcanzaría su belleza. Ante mis ojos ella parecía un Ángel caído del cielo, y siempre me protegía de todo lo malo que podría ocurrirme a tan corta edad.

Recuerdo su perfume, tenía un olor particular a flores silvestres mezclado con vainilla, era una rara combinación pero a la vez hermosa.

También a veces siento el olor de sus pasteles que hacía cuando me encontraba de mal humor.

Mi padre lo ha intentado hacer desde que ella falleció, siempre le he dicho que su sabor era igual. Sin embargo era mentira, ya que no recuerdo haber probado algo tan exquisito como sus pasteles de chocolate que tanto me encantaban.

Era un estúpido niño que a penas estaba conociendo el mundo, ¿cómo iba a saber que a mis diez años de edad que tendría que haber apreciado más esos momentos? No lo sabía, no era consciente de lo privilegiado que era en aquel entonces.

Ocurrió un día como cualquier otro.

Llegué de la escuela, recuerdo que ese año había conocido a Kayden y su madre se encargaba de traerme a casa como un acuerdo que tenía con mis padres. Para ese entonces era lo mejor que me podía pasar, ya que tendría más tiempo de estar con mi nueva amiga.

Recuerdo que pasaron las horas y mi padre luego de estar encerrado por varias horas en su oficina, salió admitiendo que el tiempo se le había pasado volando por tantas hora de trabajo.

—¿Y tú madre y hermano? —preguntó.

Alcé los hombros.

—No sé —respondí—. Tendrían que haber llegado hace rato, ¿verdad, papá?

No Stranger © #1 ✔Where stories live. Discover now