—Tenías una pelusa, ya te la he quitado. Creo que es mejor que vuelva a mi habitación.
Sus ojos se llenan de vergüenza y angustia. Un manto cristalino se forma sobre ellos cuando asiente, con los labios apretados, y se tapa el rostro con las sábanas.
—Buenas noches, Hank.
Suspiro.
—Que descanses, Abbie.
Ansié tanto poder tocarla, sentirla... Y ahora me he privado de todo aquello.
Es para mejor. Me dice una vocecita en mi cabeza, pero al corazón no le gusta esa respuesta.
A las seis de la mañana estoy sin pegar un ojo, viendo el amanecer por la ventana de la vieja habitación de mis padres. Mi cabeza no me ha dejado dormir, pero aun así no puedo sentirme cansado.
A las once del mediodía abandono esa habitación luego de haberme sumido en tantos viejos recuerdos como el tiempo me lo permitió. Hasta que oí los gritos. No tuve que pensar mucho para saber que le pertenecían a los dos hermanos, pero igual me sorprendió.
—¡Eres un puto egoísta! —Mis pies se atascan a mitad de camino cuando la voz de Abbie se alza hasta sonar desgarrada.
¿Qué demonios sucede?
—¡¿Yo?! ¡Tú eres la puta niñata egoísta por no dejarme salir adelante!
Cuando entro al comedor, los platos de comida están intactos y las sillas desacomodadas. Abbie tiene el rostro cubierto de lágrimas y muerde su labio en un tic que me dan ganas de acariciar su boca hasta quitarle las marcas.
Austin se jala el cabello con frustración, la culpa y el resentimiento bailan juntos en su mirada cuando observa a su hermana.
—Pero no con ella...
—He abandonado cada puto sueño para sacarnos adelante. —Respira profundo y llena sus pulmones de aire para soltarlo mientras habla—. Lo único que me ha dado un poco de alegría en esta vida de miseria es esa mujer, ¿y no eres capaz de aceptarla?
Carmel. Ella no acepta a Carmel por mí.
—¿Y yo? ¿No soy suficiente?
—Ya no. Lo siento.
Auch.
Dejando a su hermana con el corazón partido se marcha sin mirar atrás. Sus zancadas furiosas se escuchan hasta que se pierde en el primer piso.
No me atrevo a hablar, no digo absolutamente nada porque temo que cualquier palabra que salga de mi boca termine de romperla en pedacitos. Se ve frágil, diminuta apenas sosteniendo su peso con la muleta, sacudiéndose al ritmo de su llanto.
Se acerca a paso lento hasta la silla, y con cuidado de no caerse deja caer su peso sobre ella.
—No tenías que...
—No es por ti. Esa mujer no me agrada. —Me interrumpe. Su tono suena amargo, débil e impotente.
Otra vez, no me atrevo a decir nada. La acompaño mientras ingiere la mitad el plato de comida con bocados pequeños.
—Me ha invitado a una fiesta en esa casa. —No me hace falta explicación cuando se refiere a la casa. Sé que se trata de ellos—. Quieren festejar el comienzo de su relación. Esos hijos de...
Llevo mi dedo a sus labios y sonrío. Aun con esa boca sucia me muero de ganas de besarla hasta quedarme sin aire.
—No vale la pena.
Se queda en silencio unos segundos que se me hacen eternos. Quiero saber qué pasa por su cabeza.
¿Me odia? ¿Ha decidido olvidarse de mí y seguir con su vida? ¿Le gusto?
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔XIX〕
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