Hank Hawthorne
En algún recóndito lugar del tiempo
Veo a la gente correr de aquí hacia allá como filas de hormigas llevando la comida a la colonia. Adornos, bandejas con comida y botellas de licores caros bailan entre sus torpes manos rezándole al destino un poco de suerte para no acabar estrellados contra el piso.
La mansión Hawthorne hoy es un caos. El lujo, el orden y el título de impoluto fue pisoteado por el desorden, el descontrol y las personas correteándose entre sí con el fin de dejar la casa en condiciones para, por lo menos, quinientos visitantes.
Mis padres han mandado a los empleados a abandonar sus puestos de trabajo para ayudar con la organización del evento. ¡Y vaya que deben estar lamentándose trabajar aquí este día! Casi me da lástima sus expresiones de estrés.
Recuerdo el llamado de mi padre a su oficina. Ángela no ha puesto buena cara cuando me avisó que se solicitaba mi presencia en su oficina. Debería sentirme nervioso por lo que tenga que decirme, pero con lo que tengo entre manos, no puedo permitirme sentirme nada más que un triunfador.
Aún conservo los documentos que encontré la semana pasada. Probablemente cuando noten que les falta una carpeta particularmente importante, van a intentar atentar contra mi persona y recuperarlos.
Luego de evaluar mis cartas, he decidido que esconderlos en un lugar seguro, uno al que solo yo pueda acceder, era lo mejor. No le he comentado a mi familia sobre estos papeles, pero planeo hacerlo antes de dar el discurso para mi candidatura, donde expondré a esos monstruos ante todo el pueblo.
No me parecía prudente comentarle a los demás al respecto sobre algo tan peligroso y, probablemente, exponerlos a las macabras ideas de los Richardson.
Yo solo me metí en esto, y yo solo voy a salir de ello.
Me volteo, despegando la vista de aquellas almas en desesperación para dirigirme a la oficina de mi padre. Toco tres veces la puerta con mis nudillos y padre alza la voz para indicarme que entre.
Entro y me encuentro con un panorama cálido. La chimenea prendida, los tapizados bordó adornados con títulos, premios y reconocimientos y mi padre leyendo unos papeles desde su asiento.
Avanzo hasta la silla enfundada en un material acolchonado color negro. Lo único que me gusta de este mamarracho de habitación es la silla color negra, el negro nunca falla, es mi color favorito.
Padre se cruza de brazos y acomoda su peso sobre el asiento, removiendo su enorme cuerpo sobre la silla. Está incómodo, siempre que estamos solos lo está, debe ser porque mi arrogancia y astucia hacen flaquear su papel de padre autoritario.
—Te he mandado a llamar para discutir algunos asuntos sobre el evento de esta noche.
—Dime, padre.
—¿Tienes pensado qué dirás en el discurso? —Asiento, pero no respondo nada más. Él hace un mohín y suspira impaciente—. ¿Y qué dirás?
—Lo sabrás cuando dé el discurso. —Eso parece molestarlo, porque apoya sus manos sobre la mesa y me mira con sus gruesas y peludas cejas arrugando su entrecejo.
—Debes decirme lo que dirás, tengo que estar al tanto para poder guiarte en caso de qu... —Lo interrumpo.
—Padre, con todo respeto, pero el pueblo me ha elegido a mí, no a ti. —Si mi actitud le molestó, esto fue como una patada al estómago—. Si el pueblo deposita su confianza en mí, considerando que soy el indicado para semejante puesto, espero de ti lo mismo—Me observa, impasible—. Así que, por favor, confía en mí como Brightville lo ha hecho y deja que me encargue de esto.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
