Frenamos frente a una lápida mugrosa y vieja. Aun así, el grabado puede leerse bien.
Ahí, debajo de toda esa tierra, está su cuerpo. Me pregunto cómo hubiera sido si hubiéramos coincidido. ¿Era tan alto como se ve ahora? ¿Sus ojos siempre fueron de ese hermoso color? Sus brazos alrededor de mi cuerpo, ¿se sentirá bien? Sus labios...
—Me hubiese gustado conocerte en vida, Hank. Pero llegué un poco tarde. —Lo observo y de nuevo me confunde aquella forma tan intensa en la que me mira. Mi estómago cosquillea cuando se niega a dejar de observarme.
—Me alegra que estés aquí, ahora. —Su cuerpo voltea hacia mí. Mis manos se aferran a mi ropa buscando consuelo y mis piernas se sienten débiles e inútiles.
Un trueno suena furioso y la luz de un rayo se refleja en sus ojos. Sus pupilas viajan a mis labios y siguen por mi mandíbula, detallan cada rincón de mi rostro y vuelven a mí.
Sin poder soportarlo más, huyo de su mirada y me siento en el suelo. Llevo mi mano temblorosa a la tierra y la acaricio manchando mi piel. Inhalo profundo buscando valor, pero tiemblo al ser consciente de que mi cuerpo no responde a mis instrucciones y mi corazón galopa furioso por un hombre que no está vivo.
—Tú estás allí, pero nosotros... —Palmeo la tierra ahora húmeda por el rocío, y me duele cada palabra—. Nosotros nos quedamos aquí.
Decirlo en voz alta, frente a él y su intensa presencia se siente una osadía. Mi estómago se remueve nervioso cuando se acerca a mí y apoya la palma de su mano sobre la mía.
Mi corazón no puede dejar de aumentar su ritmo, mi cuerpo flota de éxtasis y mis mejillas se calientan cuando caigo en cuenta. No puede pasarme esto con él... La angustia me llena el alma al darme cuenta de que estoy condenada a sufrir por alguien que tarde o temprano se irá a donde los muertos van. Me duele saber que esto no será ni por poco un para siempre, será un roce y un adiós.
Un sollozo se escapa de mis labios y me muerdo el labio para frenar las lágrimas. No quiero que él me vea así, que vergüenza...
Lo siento alejarse de mí de forma brusca. Solo cuando lo miro me doy cuenta de la humedad en mi rostro, parece que no pude retenerlas a todas.
Hank mira su mano como si hubiese visto al diablo. Me preocupo cuando empieza a temblar como un papel y su cuerpo se agita a cada inhalada.
—¿Qué sucede?
Aparta su mano de su campo visual con fuerza y me asusto. Se pone de pie con movimientos torpes y mal calculados y lo sigo ansiosa. Odio que no me diga qué le pasa, siento que algo se me está escapando por la forma en que me mira y la inquietud me toca la puerta.
—¿Está todo bien? —El agua comienza a caer sobre mí y maldigo en voz baja. Me pescaré un resfriado horrible por esto. Oigo a Austin gritarme que vuelva a casa desde lejos, pero no le presto atención. Mi corazón se frena cuando lo veo—Tú... estás mojado. —Su cabello, su ropa, su piel, todo está mojado. Quita un mechón empapado de su frente con una sonrisa amplia, y mi cuerpo pierde fuerza por la conmoción.
No puede ser...
Debe ser un sueño, no puede estar pasando. Es mi cabeza jugándome una broma.
¿Verdad?
Doy un paso hacia él para observarlo mejor. Una sonrisa abarca todo el largo de su cara y muestra sus dientes, que nunca había visto.
Niego sin poder creerlo cuando él suspira e intento acercarme más, pero piso un charco de lodo y caigo hacia atrás. Me preparo para amortiguar el golpe, pero un tirón en mi brazo me devuelve a mi lugar como si no pesara nada.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔XVIII〕
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