—Lo lamento, ¿qué dijiste?
—Si no te molesta que cene con ustedes, tu hermano me lo propuso y me parece una idea fenomenal. ¿Qué opinas? —La ilusión en su voz me impide negarme, ¿quién podría con esos ojos de cachorro?
Los tres volvemos a casa y yo sigo disociada de mi realidad. Él actúa como si nada hubiese sucedido y yo no quiero seguir pensando en ello, pero el ardor en mi pecho me dice que algo anda mal con Austin.
Llegamos a la casa y le preparo un café a Mark hasta que sea la hora de cenar. En el comedor ambos se entretienen hablando de economía e inversiones. Descubro que el chico quiere estudiar ciencias económicas y está ahorrando para un pasaje de avión y la cuota de una universidad reconocida en una ciudad cercana.
—¿Y tú, Abbie? ¿Qué estás estudiando? —Su mano se cuela por debajo de la mesa y acaba sobre mi pierna. Si hubiera hecho aquello la última vez que lo vi me habría mojado en cuestión de segundos. Pero ahora solo me causa incomodidad, así que alejo mi pierna con disimulo.
¿Dónde estará Hank? Espero que lejos de aquí.
—Psicología. Estudio de forma virtual. —Al tiempo que digo eso lo veo entrar por la puerta. Su cuerpo se tensa y se queda quieto observando a Mark.
Entro en pánico cuando lo veo avanzar como un toro enfurecido hasta situarse detrás de Mark. Mi cerebro maquina una escapatoria desesperadamente antes de que el fantasma le arranque los ojos al pobre chico a mi lado.
—Puedo mostrarte mi habitación, le he agregado decoración, ¿quieres? —El cuerpo de Hank se cierne sobre nosotros y siento la energía emanando de él.
¿Desde cuándo es tanta...?
El miedo me recorre y tironeo a Mark hasta sacarlo a rastras de la habitación. Austin me observa confundido y yo le guiño un ojo para hacerle saber que todo está bien.
—¿Qué sucede? —pregunta el castaño confundido. Cuando ve que me dirijo a mi habitación traga saliva, se ve que aún no olvida lo que sucedió la última vez.
Cierro la puerta para que él no pueda abrirla, pero con lo abrumadora que se sintió su presencia recién algo me dice que no le será difícil hacerlo.
Siento a Mark sobre la cama y me remuevo nerviosa intercalando mi mirada entre la puerta y él.
—Hum... ¿Puedo hablar de algo contigo? —Busco cualquier cosa que le haga olvidar esta extraña situación.
—Por supuesto, cuenta conmigo.
—Verás, estoy teniendo algunos problemas con mi hermano. Siento que él está distinto y que, de cierta forma, ya no le importo tanto como antes. —Mis preocupaciones salen de mi boca antes de que se me ocurra algo mejor. Se siente bien decirle a alguien.
Mark se frota la barbilla, pensativo, y luego me dirige una mirada dulce.
—A veces las personas cambian su forma de actuar al atravesar situaciones de estrés. Se mudaron hace poco, consiguió un trabajo que coloca mucha presión sobre su espalda y puede que eso lo lleve a comportarse distinto contigo, pero dudo que deje que quererte o preocuparse por ti. —Coloca una mano en mi mejilla y la acaricia con su pulgar —. Eres una persona demasiado preciosa como para dejar de ser importante.
El estruendo de la puerta no nos deja seguir con la conversación. Mi cuerpo se encoje pese a que sabía que algo así pasaría. Ahora lo siento más fuerte que antes y no puedo evitar que los malos recuerdos vengan a mí.
Su energía es abrumadora, siento que me asfixia.
No tengo tiempo para reaccionar cuando veo a Hank arrastrar del cabello a Mark hasta la puerta. Sus ojos brillan como dos faroles y su piel se ve menos traslúcida y más... real.
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Loop
RomanceLoop. "Mors ultima linea rerum est". ¿Qué tan lejos puede llegar el alma del cuerpo? ¿Y qué tanto tardaría la muerte en alcanzarla? *Por favor, no copies ni uses contenido que no te pertenece. Sé original. *Está prohibido la copia, adaptación total...
〔XVIII〕
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