Loop

〔XVIII〕

Mi corazón bombea rápido en mi pecho y los nervios mueven mi lengua antes de que mi cerebro le dé el permiso de hablar.

—Tú no eres un hombre, eres un muerto. —Me arrepiento al instante, pero obligo a mi rostro a lucir indiferente.

—Soy un hombre muerto, y mira lo mucho que te importa que lo esté. —Me señala la bandita y allí caigo en cuenta de que él la jaló. ¿Cómo lo hizo?

—¿Cómo...? —La pregunta sale de mis labios interrumpida por el grito de mi hermano. Hank se voltea para irse, pero antes agrega:

—Suerte hoy, ojalá disfrutes lo que un hombre muerto no puede disfrutar. —El tono agrio en su voz dirige una puntada filosa a mi corazón. Me siento mal por haberle hablado así, ¡y ni siquiera entiendo por qué lo hice! Me puse nerviosa, eso es un hecho, pero él no me hizo nada...

Salvo acercarse y quitarme esa maldita bandita.

Mis dudas quedan en segundo plano cuando bajo las escaleras y le sonrío a mi hermano. Austin me ofrece su brazo para que lo tome, pero un pisotón de mi parte le hace saber que no pienso ir pegada a él como garrapata.

═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════

—Mony, él es mi hermano Austin. —Ella se alisa el cabello con nerviosismo y le dirige una mirada tímida a mi acompañante. Me resulta gracioso verla en esta situación, pero me lo esperaba.

—Gusto en conocerla, señorita. Me gustaría ver el menú. —Me sorprende la poca atención que él le da a la situación. Si bien es un hombre tímido, nunca ha sido indiferente con una mujer. Así que mis ojos lo juzgan con rapidez, inquisitivos.

Ambos pedimos café y pastelitos y Mony se queda un poco más platicándole a Austin sobre la biblioteca, pero él no le presta mucha atención.

—Lo siento Mony pero, ¿podrías traernos el pedido? Estoy bastante hambriento. —Ella se sonroja y yo abro la boca sin poder creer lo que estoy viendo. La pobre se marcha cabizbaja y yo sigo con la mandíbula por el suelo. Austin lo nota y arquea una ceja.

—¿Qué?

—¿Desde cuándo eres un maleducado? —Mi ceño se frunce, me encuentro sin palabras. Él se remueve incómodo.

—No soy maleducado, solo quiero recibir rápido lo que pedí. Para eso lo pago. —Me cruzo los labios y me relamo los labios. Sus dedos viajan al borde de su sweater y tira hasta tapar la mitad de sus manos.

—Eso fue grosero y poco caballeroso. Tú no eres así, ¿qué te está sucediendo? El otro día ni siquiera bajaste a cenar cuando llegaste. ¡Nunca te vas a dormir sin cenar y despedirte! —Mi voz se eleva un poco y de nuevo su mano tirando el borde de su ropa acapara mi atención—. ¿Qué intentas tapar? —Dirijo mi mano a su ropa para descubrir que se esmera en esconder de mí, pero un manotazo de su parte me detiene haciendo arder mi piel. Observo atónita la marca roja que dejó su golpe en el dorso de mi mano cuando alguien se sienta junto a nosotros.

—¿Qué tal? —Alzo la vista consternada y me encuentro con la sonrisa brillante de Mark. Pese al shock de la situación y las lágrimas picando en mis ojos cuando veo como Austin escapa de mi mirada sin arrepentimientos, le sonrío de vuelta.

—Él es mi hermano... Hum, Austin. —Ambos se presentan como si nada hubiese sucedido recién y en poco tiempo logran llevarse bien y enfrascarse en una amena conversación. Mientras tanto, yo me encuentro en pausa pensando en su golpe.

Mi hermano jamás me ha alzado la voz. ¿Cómo podría golpearme?

Salto en mi lugar cuando Mark me llama. Austin me observa con culpa, pero no dice nada. Le ofrezco una sonrisa nerviosa al ojiazul.