Loop

〔XVI〕

¿Quién es ese hombre? Y, sobre todo, ¿qué tiene que ver él con lo que acaba de pasar?

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Abbie Thompson

En la actualidad, siglo XXI

—¿Cómo te encuentras? —pregunta.

No logro olvidar la mirada de decepción de Austin, la ira con la que me regañó, sabiendo que yo hice algo tan peligroso luego de todo lo que sucedió. Él realmente está defraudado y sé que me lo merezco, fue egoísta de mi parte hacer un ritual cuando todo lo malo que nos sucedió empezó conmigo haciendo uno.

—Mal. —respondo, con la cara enterrada en el colchón. Me siento enfadada y defraudada conmigo misma—. Mi hermano se enojó conmigo, hice un ritual que agotó casi todas mis energías, estuve al borde de morir ahogada y, ¡para colmo! No logre cambiarte la maldita ropa.

—Disculpe, señorita, pero no estoy de acuerdo con lo último. —Me pregunto a qué se refiere, por lo cual giro mi cabeza con el ceño fruncido, y cuando mis ojos chocan con su figura me quedo perpleja—. Debo agradecerte, Abbie. Extrañaba poder elegir qué ponerme, ese viejo traje no volverá a ver la luz por muchísimo tiempo.

Me levanto torpemente y me abalanzo sobre él para verlo mejor. Analizo embelesada el acabado, los detalles en la tela pulcra y sin rastro de arrugas, que se pega a su cuerpo aún más que el traje anterior. Observo la camisa negra que se ve debajo del saco abotonado, y la adornando su pecho y cuello. Unos nuevos zapatos de cuero negros, muy elegantes y brillantes, adornan sus pies.

—¡Es asombroso, lo logré!

—Sí, lo hiciste. Pero no hagamos esto otra vez en ningún futuro, por favor. Me has dado un susto de muerte. —Arqueo la ceja con mofa. ¿Cómo podría darle un susto de muerte si él ya lo está?

—¿Se ha preocupado por mí, caballero? —bromeo. Hace un mohín—. Carajo, pero sí que valió la pena el casi ahogarme—Acentúo el tono pícaro para esconder que, en el fondo, su mirada fría y su personalidad altiva es lo que realmente me trae babeando.

—Es una lástima que no pudo formar parte de la fila de señoritas que me admiraban en vida. —presume. No dudo de que de seguro tuvo muchas admiradoras, porque es un hecho que es un hombre sumamente interesante y atractivo, pese a su carácter de mierda. Aun así, ruedo los ojos y me dirijo al armario para buscar una toalla. Él sale de la habitación mientras yo me meto al baño y preparo la ducha a mi gusto.

Luego de vestirme y peinar mi cabello me dirijo a la mesa de luz junto a la cama, donde reposa mi laptop. Me acomodo en la cama, apoyando la espalda en el cabezal, y coloco la computadora sobre mi regazo. Debo revisar mis correos, como hago diariamente en busca de alguna novedad interesante. Mis ojos se pasean por la bandeja de entrada ignorando el spam nuevo y los recordatorios de confirmación de cuenta de páginas ñoñas de internet. Pero mi vista se detiene en uno en específico, con la letra en negrita indicando que no ha sido abierto.

Universidad Benjamín Rushell, Educación Superior Online.

Mi pecho se agita y salto sobre el colchón separando bruscamente mi espalda del cabezal. Abro rápidamente el correo, recordando como días atrás envié mi solicitud de beca para estudiar psicología en esa universidad.

Querida Abbie Thompson, con un cordial saludo nos complace informarle que hemos recibido su solicitud para formar parte de nuestra comunidad educativa. Luego de una evaluación ante el comité de becas sobre su situación y un análisis de su expediente pudimos llegar a la conclusión de que usted presenta todas las características necesarias para recibir una beca que cubra el 70% de los gastos. El otro 30% debe ser abonado junto con la matrícula para comenzar con su formación profesional.