54 y 55

87 6 11
                                    

Me remuevo en mi lugar y levanto la vista para mirar a Shawn que se encuentra parado en medio de este lugar repleto de extraños que caminan de un lado al otro cargando con valijas y mochilas en sus patas y espalda. Hay mucha más gente que en el parque. Cada cierto rato suena una voz que ni siquiera logro distinguir pero que hace a Shawn temblar claramente temeroso por lo que sea que diga.

Supongo que por eso me tomó entre sus patas al oírla, quiere que lo consuele así que eso hago lamiendo su mentón para poder llamar su atención. Muevo la cola al sentirlo acomodarme entre sus patas. Él no me mira, sólo mira a la nada absorto.

Chillo y por fin se gira a mirarme.

—Esto es una locura —murmura.

Yo torno mi cabeza sin comprender lo que sea que me acaba de ladrar. Me incorporo en mi lugar para volver a lamerlo, él aparta el rostro al instante.

—Es una completa locura —dice casi que para sí mismo. Niega—. Esto está mal. Está mal. —Suelta un suspiro—: ¿Por qué todo tiene que sentirse tan mal?

La voz del cielo vuelve a sonar repitiendo las mismas palabras que hace un rato y que yo sigo sin distinguir. Siento a Shawn tensarse en su lugar.

—No puedo hacer esto. No puedo.

Decido volver a lamer su mentón para llamar su atención y tranquilizarlo. Por fin baja su vista a mí. Yo muevo la cola.

—¿Cómo llegamos tan rápido? ¿Por qué no regreso ahora? ¿Por qué ni siquiera hubo fila para los boletos? ¿Por qué estamos tardándonos casi que nada en llegar a la otra punta del país para arruinar esa boda? —Sigue diciendo.

Decido soportar mi cabeza contra su pecho no teniendo otra forma de consolarlo. Muevo mi cola cuando lo siento acariciarme el costado del lomo delicadamente. Él suspira:

—¿Por qué todo está fluyendo tan bien por algo que está tan mal?

No lo oigo decir más cuando Brian regresa a nosotros después de desaparecerse por casi diez minutos.

—No puedo creer que había más fila en la máquina expendedora que para los pasajes. —dice él deteniéndose a nuestro lado.

Lo veo abrir un empaque. Mi nariz olfatea su contenido al instante y revelo mi lengua gustoso cuando nuestro amigo me tiende algo que olfateo antes de decidir masticarlo porque es una golosina que ni idea de dónde sacó. De seguro la consiguió mientras que nos dejó a solas.

—¿Quieres quitar esa cara? Traje comida, disfrútala —dice Brian.

—No puedo creer que quede tan poco —murmura Shawn.

—¿Sabes a qué hora es la boda?

—Es mañana.

—Oh, entonces tienes tiempo. Hasta puedes pasearte por la ciudad. Me traes un llavero o algo, ¿Entendido?

—No puedo hacer esto, Brian.

—¿Quieres dejar de decir eso? ¡Por supuesto que puedes!

—Voy a invadir una boda y arruinarla.

—Ese es el sueño.

—¿De quién?

—No lo sé, el de alguien —Se agacha de hombros—. Vamos, no puedes dejar que esto pase; la chica que te gusta está a nada de quedarse con un imbécil que dices que la trata como basura; Imagina cómo será cuando llegues. —Lo toma del hombro—. Oh, hermano, tienes que meterte justo en ese momento en el que preguntan si alguien se opone, es obvio que si lo haces ahí ella se irá contigo de inmediato. Hasta puedes aprovechar de hacer una referencia a Shrek. ¡Ese es el sueño!

Sweet Boy (S.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora