21 y 22

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Ni siquiera lo pienso cuando me meto de un tirón en el apartamento. Ladro contento y ruedo sobre la alfombra gustoso por al fin estar de vuelta en casa. Por fin puedo revolcarme sobre mi alfombra, por fin puedo mordisquear mis sillas del comedor y— ¡Oh por las croquetas del cielo! Ni siquiera puedo procesar cuando me voy corriendo a un lado del sofá para recoger una de las zapatillas de Shawn y agarrarla entre mis dientes y poder mordisquearla casi que ni creyéndome que sea posible que pueda jugar con estas cosas otra vez.

Todo está tal y como cuando llegué aquí por primera vez. Las latas tiradas en el piso provocan un montón de ruido cuando me abalanzo contra ellas para poder jugar a morderlas junto a la zapatilla.

Oigo a Shawn dejar sus cosas sobre la mesa del comedor. Yo me detengo a mirarlo aún con la zapatilla metida en mi hocico. Muevo mi cola emocionado al verlo mirándome en silencio y suelto un gruñido para motivarlo a jugar conmigo.

—Lo siento, no tuve tiempo para limpiar —suspira él.

Suelto la zapatilla para jugar con una de las cientos de latas a mi lado. Él me la quita del hocico y recoge otro par del suelo para dejarlas sobre la mesa. Yo me pongo a morder la zapatilla nuevamente no teniendo idea de cuánto extrañé poder mordisquearla y babearla.

Hay un silencio.

—Supongo que solo somos tú y yo, Rex.

Yo me le acerco para jugar e intentar animarlo, pero él se limita a suspirar e irse a la sala. Lo sigo de cerca no queriendo apartármele un solo centímetro, aún traigo la zapatilla entre los colmillos.

Shawn se sienta en el asiento del piano y suspira agotado. Yo me siento frente a él y me lo quedo mirando expectante. Él me mira en completo silencio. Muevo mi cola de un lado al otro y suelto la zapatilla para enseñarle mi sonrisa. Él vuelve a negar cabizbajo.

—Por Dios, ¿Por qué tienes que ser tan parecido a él? —Susurra.

Yo saco mi lengua no teniendo ni idea de lo que me dice.

—¿Está mal que sienta que nunca voy a encontrarlo?

Torno la cabeza y ladro emocionado al verlo encogerse un poco y reclinarse en mi dirección aunque aún sentado en esa silla. Se me queda mirando por algunos segundos y luego niega levemente.

—Sé que sólo es el tercer día, pero estoy exhausto de buscar y... ¿Es malo que me quiera rendir tan pronto?

Guarda silencio.

—Tal vez ni siquiera quiere que lo encuentre. Tal vez... Tal vez se fue para mejor. Tal vez ya encontró a un dueño mejor que yo —murmura.

Yo torno mi cabeza confundido por oír su ladrido apagarse tan súbitamente.

—Ni me sorprende que esto haya pasado otra vez.

Yo doy un salto para soportarme en sus rodillas y lamo su rostro. Shawn se me aparta limpiándose la boca degradado. Me vuelve a mirar, yo sonrió. Suspira y me acaricia la cabeza con una de sus patas. Usa la otra para tocar un par de teclas sueltas en el piano a nuestro lado.

Yo lo escucho con atención y aún reposado contra sus rodillas, suelto un aullido para acompañarlo. Shawn se detiene al instante y se vuelve a mirarme con el ceño fruncido pareciendo confundido. Cierra los ojos por un par de segundos. Parece pensar. Me mira otra vez. Yo muevo mi cola contento al captar su atención.

—¿Tú cantas?

Yo ladro. Él se vuelve a mirar el piano y niega levemente.

—Cantas como él. Supongo... Supongo que es algo de tu raza ¿No?

Sweet Boy (S.M)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن