3

101 10 1
                                    

Han pasado horas y Shawn sigue tirado en la cama. No se ha movido más que para para tomar un par de esas latas que siempre me quita del hocico y después de bebérselas se fue a dormir otra vez. Es raro. No sabía que los humanos son animales nocturnos. El mío ha dormido todo el día. De seguro ya despertará, lo presiento. Mi cola lo siente también, por eso se mueve cuando lo miro recostado sobre el colchón.

Es tarde, aunque aún no sale la luna, supongo que saldrá dentro de poco y él despertará para poder jugar conmigo, aunque no parece ser que eso pasará pronto porque sigue tirado a un lado de mí oliendo a sus latas y roncando. Yo gruño imitando sus sonidos y mordisqueo una de sus patas superiores en un intento por despertarlo. Él suelta un quejido.

—¿Qué quieres? —dice.

Yo lo miró moviendo mi cola.

—Ya comiste, ¿qué pasa ahora?

Suelto un suave gruñido para decirle que quiero jugar. Él me acaricia la cabeza suavemente.

Esto ha sido así los últimos días. He pasado cada uno de ellos metido en el apartamento con él que no ha salido más que para ir a buscar comida y latas. Cada vez que sale, vuelve solo y se va directo a la cama para seguir durmiendo. Pese a que trato de animarlo a jugar conmigo a mordisquear sus zapatos, él no me hace caso. No me presta atención, se siente muy desanimado así que cada vez que se tira a dormir, yo decido recostarme a su lado para imitarlo porque se nota que necesita compañía.

La dinámica no es mala, pero tampoco es entretenida. No hay muchas cosas para hacer aquí más que morder los muebles y orinar una que otra esquina. Shawn se pone de los nervios al pisar mis charcos (hace un par de horas pisó un poco de mi popó), pero no me castiga o algo por el estilo, sólo me mira abatido y limpia lo que para él parece ser un desastre, no lo entiendo, para mí es una obra maestra.

No ha pasado nada interesante. Bueno, hace un par de días vino Brian a jugar. Estoy seguro de que es de mi especie, irradia la misma energía que mis hermanos y sigue a Shawn a todos lados, dudo que sea un humano y la verdad no me importaría que fuera un perro como yo porque me simpatiza mucho. Cuando vino le exigió a Shawn algo que no comprendí, desde entonces que él me ha estado llamando "Tarzán" sin parar. No tengo idea de lo que eso significa, pero se pone feliz cuando lo dice y lo miro así que he estado respondiendo a esa palabra para alegrarlo.

Vuelvo a ladrar. Él no dice nada sino que vuelve a cerrar sus ojos soltando un bufido claramente dispuesto a seguir durmiendo. Yo muerdo su pata suavemente para intentar despertarlo, pero él la aparta para luego acariciar mi cabeza y musitar unos ruidos inentendibles. Quiere que deje de hacer esto. Yo suelto un quejido.

—¿Cómo estás siempre tan feliz? —pregunta por fin.

Yo muevo mi cola y mordisqueo su pata nuevamente. Shawn suspira y me rasca la panza, pero se detiene al instante cuando se escucha un estruendo y luego voces distorsionadas sobre nosotros.

Guardamos silencio. Yo torno mi cabeza confundido al oír esos ruidos sobre niesytas cabezas. Supongo que el techo quiere hablarnos. Siento a Shawn tensarse en su lugar. Suelto un ladrido para ordenándole al apartamento que cierre el hocico porque esto no le gusta a él. Lo siento muy estresando y asustado pese a que esos no son ruidos muy distinguibles.

—Sólo son los vecinos, tranquilo —murmura él. Se cubre los ojos al oírse unas voces distorsionadas que no logró distinguir.

Yo agacho mis orejas y lo miró atentamente. Shawn niega.

—¿Te ponen nervioso? también a mí.

Más ladridos de esos humanos a los que no puedo ver ni olfatear. Él hace una mueca.

—¿Debería ir y decirles algo?

Yo lo miro. Torno la cabeza y saco la lengua para animarlo a levantarse para que juguemos algo. Tal vez si mordisqueamos sus zapatillas se distraiga y no le estrese tanto el techo; tal vez quiera jugar con esa cuerda que me trajo Brian o tal vez quiera que rodemos por la alfombra, eso estaría genial.

Él suspira.

—Tienes razón, no es asunto nuestro. —murmura cuando se oye un portazo y esos ruidos cesan. Shawn me acaricia con suavidad las orejas—. Tranquilo, sweet boy, no te preocupes. Ellos no están aquí. En este apartamento sólo estamos tú y yo.

Yo lo miró levantando mi cabeza. Él guarda silencio por algunos segundos.

—Solos y yo —repite casi sin voz—, completamente solos... Solos Shawn y Tarzán... Total y completamente... Solo.

Cierra sus ojos y antes de que pueda percatarme de lo que hago, lamo sus mejillas para limpiárselas. Él suelta una maldición al sentirme y se limpia los ojos.

—Soy patético. —Suelta una risa, aunque no suena para nada contento—. ¿Por qué no puedo seguir adelante? ¿por qué coño no puedo...? ¿cómo puedo superarla después de lo que vivimos? ¿por qué no puedo...? —Cierra su hocico y me mira negando. Suspira nuevamente—. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella? Me olvidó, siguió sin mí, ¿por qué no puedo ser fuerte y hacer lo mismo? ¿por qué tuvo que hacerme esto?

Yo no respondo, ni siquiera entiendo lo que me dice. Vuelve a recostarse ahora dándome la espalda. Cubre su cabeza con su almohada para dormir.

Me cuelo entre sus patas para llamar su atención. Muevo mi cola contento cuando me mira. No se mueve, incluso deja de acariciarme.

—Por Dios, Tarzán, ¿por qué no puedo ser un perro y que todo me importe una mierda? —Vuelve a negar—. ¿Por qué no puedo ser como ella y que me importe una mierda todo lo que me prometió?

Sweet Boy (S.M)Where stories live. Discover now