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—¿No quieres ir a conocer a esos perros? —Me pregunta ella sentada en esta banca.

Capta mi atención aunque no mi vista porque sigo con mis ojos fijos en ese grupo de perros del otro lado del parque. No sé si juegan o pelean porque se muerden y enseñan los dientes. Yo me pego más a ella no queriendo unirme a esa masacre porque mi pata sigue doliendo y no quiero que me muerdan de nuevo.

Ella acaricia mi cabeza suavemente.

—Quien sea que te haya mordido ya no debe estar aquí, Rex, tranquilo.

Yo la miro y me giro para intentar montarme allí con ella para luego recostarme en su regazo y que me acaricie para relajarme. No quiero alejármele un solo centímetro, temo que si lo hago termine perdiéndome otra vez. Ella posa sus patas sobre mí y se queda mirando el paisaje en completo silencio mientras que me rasca tras las orejas. Yo cierro mis ojos para descansar.

Se siente relajada, mucho más relajada de lo que se siente en su apartamento. Es raro, creí que los humanos disfrutan estando en casa. Shawn siempre está de lo mejor encerrado y tirado en nuestra cama y pese a que su energía es algo triste cuando estamos a solas, se la pasa mejor allí que cuando salimos al parque y entiendo perfectamente bien por qué es así porque cuando salimos lo perdí y no lo he podido volver a ver, olfatear ni mordisquear.

—Hey, ¿Por qué lloras? ¿Qué estás pensando, Rex? —Me acaricia suavemente las orejas.

Yo me acomodo mejor en mi lugar para tratar de dormir y dejar de pensar en Shawn y sus zapatillas. Daría mi cola por poder morderlas una vez más.

—Liam no va a volver a patearte, es que está muy estresado. Le estropeaste los papeles de una presentación muy importante, lo sacaste de panorama, pero no es tu culpa. De seguro lo entenderá.

Se me queda mirando. Yo muevo mi cola levemente. Ella suspira.

—Me pregunto si alguien te estará buscando. —Yo lamo su pata. Sonríe—. ¿Cómo no te van a estar buscando? Eres un encanto de cachorro.

Vuelvo a lamerla antes de que ella se dedique a acariciarme.

Aparta sus ojos de mi para mirar el paisaje. Al cabo de unos segundos los fija en un árbol. Los entrecierra un poco antes de levantarse de la banca y obligarme a mí a imitarla. Suelto un bufido desagradado para luego mirarla confundido cuando me hace seguirla al árbol en el que tiene puestos los ojos.

La veo sacar un cartel de su tronco.

Le echa un vistazo, parece abrir los ojos algo sorprendida pero la sonrisa en sus labios se borra al cabo de un par de segundos.

—Maldita sea, pensé que-- —La veo suspirar.

Torno mi cabeza confundido cuando ella se agacha a mi altura y me enseña el papel en sus patas.

—Se perece mucho a ti, Rex. Creí que eras tú, pero no lo es.

Yo miro el papel confundido sin comprender lo que me intenta decir.

—¿Quién sabe? Tal vez este Tarzán es tu hermano o algo —dice acariciando mis orejas—. ¿Es de familia ser unos revoltosos? Esperemos que lo encuentren pronto.

Yo muevo mi cola cuando la oigo decir "Tarzán." Hace bastante que no oigo a alguien llamarme así. Mordisqueo el papel en su pata y suelto un gruñido para que entienda que ese soy yo, pero ella me lo saca del hocico.

—No lo muerdas. Si llegamos a verlo, tenemos que tener esto para llamar a sus dueños. —dice con obviedad antes de doblar el papel y guardárselo en la chaqueta.

Yo intento quitárselo pero ella me aparta con suavidad de su cuerpo y me rasca las orejas delicadamente para tratar de tranquilizarme. Yo la miro rogando por oírla decir mi nombre otra vez.

—Esperemos que ese cachorro se haya encontrado con alguien que lo ayude como te pasó a ti, Rex.

Yo la miro moviendo mi cola al verla sonreír y enseñarme los dientes.

—Esperemos que Tarzán logre volver a casa.

Sweet Boy (S.M)Where stories live. Discover now