𝐋𝐚𝐬 𝐥𝐮𝐦𝐛𝐫𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐨©|𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤|

𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 24;

"𝗔𝗰𝗼𝘀𝗼"

;Adele

Días despues;

Me encontraba de camino a reunirme con Joohyun, sentia que había pasado una eternidad sin verla, y necesitaba hablar con ella de muchas cosas.

Para empezar me sentia culpable por no darle tiempo dado que ahora compartía más días con las chicas, sabía también que ella estaba en su burbuja de enamoramiento con su novio-marido, pero éramos amigas y nos necesitábamos la una a la otra de vez en cuando. Quería contarle sobre mi viaje con Jungkook, lo bien que la pasé con él a mi lado, y el miedo que tenía de que esto llegara a su final.

Seguramente ella me daría regaños por no confesar lo que de verdad siento, pero es que ella no podía entender mis temores, además aún habían cosas que resolver, por ejemplo, el hecho de que Suhua mencionó que se iba a casar con Jungkook y como el me lo confirmó, porque según yo, la historia era diferente, ese día que escuché a nuestros padres hablar de matrimonio la protagonista era yo.

También, en estos días había recibido mensajes de un número desconocido, que sabía muy bien a quién pertenecía. WooSeok no solo sen encargo de dañar mi pasado, también quería hacerlo ahora en mi presente.

— Hasta que por fin vienes — ese fue el saludo que recibí de mi mejor amiga. Estábamos en la misma cafetería de siempre — casi me hago vieja por esperarte.

— Buenos días para ti también Joohyun — le di un beso en su mejilla y tomé asiento — normalmente cuando las personas tienen un periodo largo de no verse, se saludan afectuosamente.

— Perdón, el embarazo me hace agresiva.

— Sí, ya lo noté — claramente su vientre ya estaba más largo, pues cursaba el cuarto mes, ya podía notarse con facilidad.

— No sabes lo emocionada que estoy — me dijo con mucho entusiasmo — Suho también está tan feliz.

— Aún tengo una conversación pendiente con ese hombre — ella puso sus ojos en blanco y tomó la carta para el desayuno.

— Ya no tiene caso, yo lo perdoné y honestamente me siento muy feliz.

— No hablemos de él — llame al mesero para que pudiera tomar nuestra orden.

Ambas ordenamos nuestras preferencias y el mesero nos dijo que estaría listo en unos minutos.

— ¿Quieres saber el sexo del bebé?

— Pues claro, sí soy su tía — le dije con obviedad.

— Es niña — mi corazón se derritió.

— ¡Eso es maravilloso, Joo! — emocionada, me acerqué a ella para abrazarla.

La cara de mi amiga irradiaba felicidad, tranquilidad y estabilidad, todo lo que una mujer necesita.

— Lo sé — ella me devolvió el abrazo tan emocionada como yo — Suho también está feliz.

— ¿Te sientes feliz con él, Joo? — le pregunté, esperando a que me respondiera con sinceridad.