𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟰;

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"𝗧𝗲𝗻𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻"

;Adele

Uy, lo odiaba, el muy idiota se había atrevido a hablarme de esa manera en su oficina, tenía ganas de clavarle el lápiz en la mano mientras firmaba el estupido documento, pero no podía, porque era su terreno, yo estaba en desventaja y no podía atacar aún, era mi primer día de trabajo.

Mientras caminaba hacia recursos humanos, la secretaría de Jungkook me evaluó con la vista y por un momento me sentí acusada, y no solo eso, la muy tonta se atrevió a darme una mirada de menosprecio. La ignore.

Me di permiso para pensar en Jungkook, por un momento, mientras hablábamos en su oficina no pude negar que sentí pequeños cosquilleos esparciendose por mi cuerpo, pero es que él de verdad era una delicia, siempre había sido guapo, muy varonil, todo en el respiraba perfección, era la definición exacta de tentación y pecado, pero no podía ceder, incluso si sentí que sus ojos me veían con deseo, su mirada penetró mi alma y jugó con ella, el de verdad era más de lo que podía soportar. Pero antes de ceder ante cualquiera de sus encantos recordé la razón principal por la que en el pasado lo hice a un lado.

Actualmente no estaba dispuesta a recaer otra vez, incluso si mi cuerpo actuaba por razón propia y me delataba, porque juro con mi alma que el logro ver lo erectos que se pusieron mis pezones cuando me habló de manera autoritaria, y tristemente, eso era algo que solo el podía lograr. Ningún otro hombre en la faz de la tierra había logrado eso con solo mirarme, solo él, y me odiaba por eso.

Cuando alcancé la oficina de recursos humanos escuché a un par de mujeres que conversaban sobre mi caliente jefe.

— ¿Ya habéis visto como vino hoy? — pregunto la rubia con vos melosa.

— Sí, como siempre, perfecto — le respondió la otra pelirroja.

— Ash, ya no se que hacer para que se fije en mi. Creo que tendré que desnudarse en su oficina — la rubia estaba desesperada — me gustaría saber cuanto le mide, para así comparar en cuanto mi boca puede aceptar.

— Apuesto a que le mide unos veintidós centímetros. — que asquerosas. Uy, aquí habían buenos chismes — pero tienes que hacerlo pronto, Junha, su secretaria está tras el.

— Esa estupida — respondió con furia— no es rival para mi sensualidad.

— Lo sé, cuando logres llevarlo a tu cama, me cuentas de que tamaño lo tiene — vaya, el amiguito de Jungkook era muy famoso por estos lados.

— Obviamente grande, puedes verlo por el bulto de su pantalón.

— No me basta, necesito más detalles.

Creo que ya había escuchado lo suficiente por lo cual decidí interrumpir su agradable charla sobre el dorado pene de Jungkook.

— Buenas — las mujeres se sorprendieron cuando me vieron entrar — vengo a dejar estos papeles.

— Ah, eres la nueva supongo. — la rubia contestó con desagrado. Parece que no tendré ni una amiga para echar el chisme en mi hora de descanso.

— Sí, eso es obvio. En fin, necesito mi registración.

— La tendrás hasta mañana, el día de hoy puedes usar esto — me dio un pequeño pin con el logo del banco, un tanto ridículo a mi gusto — ahora si eso es todo, puedes retirarte, tenemos trabajo.

𝐋𝐚𝐬 𝐥𝐮𝐦𝐛𝐫𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐨©|𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora