𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 18;

Mulai dari awal
                                    

— ¿Supone eso un problema? — Jimin, ahora sí preocupado, preguntó.

— Pues claro, si continúa comportándose de esa manera, conquistarla y hacer que se quede junto a mi para siempre será difícil — le dije con pesar — pero no me voy a rendir, porque yo soy Jeon Jungkook, y yo nunca pierdo.

Mis palabras fueron contundentes y llenas de seguridad, Adele podía ser un témpano de hielo a la luz del día, pero yo me encargaría de que se derrita en mis manos.

— Bueno, dejando de lado tu "yo soy casi todo poderoso" — me dijo con burla — tengo una invitación para ti y para la fiercilla de tu mujer.

— Si es a una fiesta, no vamos. — le dije ya cansado, al tiempo que me acomodaba mejor en mi silla.

— No seas tonto, ahora que Seulgi está embarazada me prometí dejar esa vida de lado — parecía sincero — Seulgi quiere una fiesta de revelación de sexo, y dado que su familia no me soporta y la mía no la soporta a ella, solo vamos a hacerlo con los chicos y contigo, obviamente.

— ¿Tan pronto saben el sexo del bebé? — pregunte confundido.

— Si, ya tiene cuatro meses, el primer ultrasonido fue incorrecto, así que el bebé ya tenía más tiempo de vida. — respondió tranquilo — Seulgi es la única que lo sabe, no ha querido decirme, y casi me he puesto de rodillas para que lo diga, pero no quiere, así que esta fiesta apresurada es la única manera de que ella lo diga pronto — sonreí, orgulloso de Seulgi, porque era la única mujer que lograba que Jimin se volviera loco — no te rías cabezón.

— Perdón, es que me da ternura verte en esta situación — le dije entre risas.

— Cuando sea tu turno, yo también me voy a reír, o mejor lo empiezo a hacer ahora ya que tu mujer parace hacerte la vida imposible desde ya.

— Ella no me hace la vida imposible, solo la hace mejor — fue un poco cursi lo que dije, incluso Jimin puso cara de asco, pero no dijo nada.

Hablamos por unos minutos más hasta que lo corrí de mi oficina para que yo pudiera trabajar y pensar en mi Adele, claro está.

🎑

Eran casi las cinco de la tarde y yo estaba bajando de mi auto para entrar al Festeo, porque era tiempo de cumplir mi parte del trato, dado que ya tenía a la mujer de mi vida a mi lado, era tiempo de cumplir lo que le prometí.

Los cité a todos lo que alguna vez trabajaron aquí para poder hacer ciertos arreglos, no con sus contratos, pero si con sus funciones. Eran exactamente treinta personas, entre bailarinas, meseros, guardas de seguridad y los que controlaban el sonido, para todos había encontrado una función, pero era necesario dejar clara ciertas posiciones para evitar los malos entendidos.

Cuando llegue ya todos estaban esperando por mi, con cara de preocupación y seguro algunos con miedo.

— Buenas tardes, mi nombre es Jeon Jungkook, presidente oficial del Banco Nacional de Seúl, es un gusto conocerlos a todos — me presenté haciendo una reverencia para ellos — ustedes se preguntarán el motivo de este llamado — muchos asintieron— se que muchos están preocupados por su futuro laboral, dado, que por cuestiones legales, he decidido cerrar este lugar.

Nadie dijo nada, todos parecían atentos a mis palabras.

— Por esa razón — prosegui con mi discurso — les he traído una propuesta laboral — todos se interesaron más en el tema — por obvias razones ya ninguno de ustedes puede volver a trabajar aquí, y de hecho, este lugar tiene que desaparecer para siempre — dije con rotundidad — pero dado a que una persona que laboraba con ustedes aquí, es muy especial para mi, he decidido darles una oportunidad para trabajar de una manera distinta.

— ¿En qué exactamente? — un hombre joven de piel blanquecina preguntó.

— A eso voy. — le hice una señal a mi secretaria, que esta vez tuvo que acompañarme, para que pasara los contratos redactados que hice especialmente para ello — en los próximos días, abriré un hotel en una de las zonas turísticas más importantes de Corea, en ese hotel necesitamos personal de limpieza, ayudantes de cocina, meseros, recepcionistas y mensajeros — todos estaban absortos leyendo el documento — por eso pienso darles la oportunidad a ustedes, con la única condición de que asistan a unos pequeños cursos en donde se les dará la preparación necesaria para que estén a la altura de este lugar.

— Tengo una pregunta — una rubia mal teñida levanto la mano — dice que es fuera de Seúl, ¿dónde es exactamente?

— En la Isla Jeju obviamente — le sonreí a la chica y todos se quedaron viendo entre sí — tendrán que mudarse a ese lugar, para que puedan laborar. Si ya leyeron sus contratos, en la sección cinco del apartado tres, menciona los beneficios que tendrán como trabajadores.

— La parte donde dice que se nos dará una casa, ¿se refiere para todos? — pregunto otro hombre, bastante joven la verdad.

— Sí, claro que si ustedes lo desean se pueden hacer ajustes — todos sonrieron, y yo supe en ese momento en que ya era oficial, todos aceptarían.

Me quedé por dos horas más negociando términos y cláusulas, todo para su mayor comodidad, la única cosa que no insistieron en modificar fue su sueldo, alegaron que de hecho era demasiado y que por ello darían lo que mejor que pudiesen.

Cuando ya todo estuvo arreglado, yo me dirigí a mi casa, porque ahora la necesidad de estar en ella era exigente, había alguien en casa que probablemente me esperaba, alguien a quien yo moría por ver.

🎑

Conduje por la ciudad con mucho ánimo, anhelando llegar hasta donde estaba Adele, no me importaba si ella no quería verme o no quería estar conmigo esta noche, lo que yo quería era verla a ella y saber que era para mi. Incluso si esta noche no compartíamos caricias no me importaba, dormir con ella a mi lado era más que suficiente.

Cuando llegue a la puerta del edificio una sonrisa apareció en mi cara y me dispuse a abrir la puerta. Cuando entré, un olor exquisito invadió mis fosas nasales, olía a comida, comida casera.

Feliz, me dirigí hacia la cocina, porque la verdad nunca me esperé que ella lo hiciera, la cena para mi no era tan importante, incluso pude haberla hecho yo luego de llegar del trabajo, pero el hecho de que ella se tomó el gesto de prepararla para nosotros me conmovió el corazón.

Cuando llegué a la cocina, luego de dejar el maletín en el recibidor de la casa y colgar mi abrigo en el perchero, me llevé otra sorpresa. Adele estaba cocinando casi desnuda, solo en ropa interior de color negro y lo hacía con tanta naturalidad que ya parecía una costumbre. Sin querer, una parte de mi se endureció.

— Que sorpresa — dije suavemente, apoye mis manos en la isla y le sonreí.

— Ya estás en casa — me dijo con otra sonrisa — la cena ya casi está lista.

— No te preocupes por ello — subí las mangas de mi camisa y me aproxime a ella — ¿me explicas tu hermoso atuendo?

— Veras... es una costumbre, hago esto en casa siempre ¿te molesta acaso? — pregunto con su seño fruncido.

— No, a mi no me importa si decides pasarte completamente desnuda por casa, es más, te lo recomiendo, lo que sí no me gustaría es que algo te salpicara y te hicieras daño — respondí a su pregunta sin dejar de verla.

— Quería sorprenderte — le quité un cucharón que tenía en la mano y la arrinconé contra la isla.

— Lo has hecho — le dije rosando sus labios — tengo hambre, mucha hambre.

Ella no dijo nada y yo la besé, pensé que iba a resistirse a mi pero no lo hizo, me dejó que la arrastrara a la dulce pasión que compartíamos, olvidándonos de la cena.

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𝐋𝐚𝐬 𝐥𝐮𝐦𝐛𝐫𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐨©|𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang