Capítulo 34

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Tay giró la llave y abrió la puerta, sonriéndole al menor con complicidad. 

Entraron a la sala y New se sentó mientras Tay dejaba su chaqueta sobre el mueble y caminaba hacia la pequeña cocina. 

Sacó la botella y la mostró al joven, sin borrar su alegría del rostro.

— Es buena cosecha — dijo caminando hacia la habitación — ¿Vienes?

— Claro — contestó un sonriente New, radiante. 

No quería decir nada que estropeara la situación, pensaba aprovechar aquella ocasión al máximo.

Tay dejó la botella cerca de la bañera mientras se quitaba los zapatos y comenzaba a desabotonar su camisa. 

No pudo evitar llevar una mano a su hombro, el cual tenía un poco adolorido por la tensión de aquellos días.

New se percató de aquel gesto, y decidió acercarse a él por la espalda. 

Le besó la nuca, y posó sus manos en los hombros de Tay, pegando su cuerpo al de él.

— ¿Te duele la espalda? — preguntó, comenzando a masajearlo con cuidado, con sensualidad.

El joven estaba esperando el momento adecuado para proponerle una idea que le había surcado la mente esa misma tarde. 

Pero esperaría un poco, aunque suponía que Tay aceptaría.

No podía aguantar, las dudas lo llenaban por dentro. No sabía que eran, de qué se trataba exactamente su relación. El moreno eludía aquella clase de preguntas y New no podía seguir así. Por ello iba a hacer algo.

— Hmm tienes manos mágicas — murmuro Tay relajandose ante aquel suave masaje.

— Gracias — le contestó New mientras subía y bajaba sus manos a lo largo de la espalda del policía, presionando ciertos puntos. 

Se le daba bien dar masajes, porque había aprendido de un masajista llamado Chris. Con él había compartido una intensa relación física, pero como siempre, la relación había fallado porque el joven no había sido capaz de ir por algo más serio.

Para hacer más placentero el masaje, mientras lo acariciaba, comenzó a posar besos por la nuca y el cuello de Tay, respirándole al oído.

El moreno cerró los ojos y se dejó llevar por aquellas manos, sintiéndose en las nubes. 

Poco a poco fue buscando el cuerpo de New, repasándolo por los costados, deseándolo más que nunca.

— Ven acá — dijo dándose la vuelta, atrapándolo entre sus brazos — Eres un travieso.

New sonrió y no se hizo de rogar. 

Rodeó las caderas de Tay con sus brazos y le besó en la comisura de los labios, jugueteando.

— En verdad te quiero, New — soltó de repente sin saber por qué — Perdona mi forma de ser.

New casi se quedó de piedra al oír aquello, pero sonrió con amplitud y no pudo hacer otra cosa que contestarle con un beso apasionado.

Cuando se separó, le habló al oído.

— Si me quieres concédeme la noche del viernes — le susurró — Tengo una mesa reservada y algo que decirte.

— Reservado — acepto acariciando su espalda — Los momentos contigo son inolvidables.

El corazón de New se aceleró solo con pensar en la noche del viernes. Estaba nervioso, por miedo al rechazo, pero no podía esperar.

Siniestro [OFFGUN]Where stories live. Discover now