Siniestro [OFFGUN]

Capítulo 4

Tay había pasado la mayor parte del día entre papeles insignificantes, tazas de café y llamadas telefónicas de sus superiores preguntando por los avances, creían que tenía una especie de varita mágica para decir "listo, allí está el asesino". 

Suspiró mientras masajeaba su hombro en señal de agotamiento.

Recordó a su padawan y cayó en cuenta en que no se había aparecido el resto del día, no lo culpaba, después de todo no habían quedado en los mejores términos.

Se levantó hacía el baño y lavó su cara, observó su aspecto desgarbado y sintió un poco de pena.

¿Esta es la imagen de un gran detective?

— Bah, basura comercial — dijo saliendo del baño — No es momento para pensar esas cosas, me frustra no encontrar absolutamente nada de nadie.

Se sentó nuevamente y observó una vez más la ficha de una de las víctimas.

Jane Ramida... 25 años... soltera... cambió de apellido en 1993...

— ¿Cambio de apellido?

Se conectó inmediatamente a la base de datos para confirmarlo, una luz de avance se abrió ante él.

— Jiranorraphat — leyó con el corazón palpitándole fuertemente — Ese apellido es...

Revolvió los otros papeles y encontró la carpeta.

— Ciize Jiranorraphat...

Algo se despertó en su interior y comenzó a buscar frenéticamente en la base de datos.

Si estás personas cambiaron sus apellidos, es obvio que no concuerden en nada, pero si tuvieran en común el apellido, eso significa que...

— Familias — susurró, corroborando que otra de las víctimas tenía ese apellido — ¡Bingo!

Su emoción era tal, que no se dio cuenta del momento en el que New entró a la oficina, llevando el periódico y una taza de café.

New se acercó, posó la taza y el periódico sobre la mesa, mirando por encima del hombro de Tay para ver que era lo que lo tenía tan absorto.

— ¿Has hallado algo? — preguntó con una chispa de emoción en los ojos.

El enfado ya se le había olvidado, siendo sustituido por esas ansías de acción.

¿Para que se había hecho policía sino? Esos papeleos e investigaciones, no eran lo suyo, él necesitaba moverse, salir a la calle, enfrentarse con gente de carne y hueso, no con unas cuántas letras imprentas en un papel.

— Mira esto — señalo Tay con una sonrisa — Las víctimas son familiares, algunos cambiaron sus apellidos al casarse, por adopción o por cuenta propia, pero esto es un hecho, todos tienen lazos sanguíneos en común, primos, tíos, lo que sea.

Los orbes cafés observaron aquello con curiosidad, pero finalmente suspiró y se sentó junto a Tay.

— ¿Y cuál es el punto? — preguntó sin soltar aquél papel — Quiero decir, además de los lazos sanguíneos, precisamente por eso, esa gente tiene que haber hecho algo que los llevara a la muerte ¿No?

Se sentía torpe al lado de Tay, sabía que era un gran investigador y tenía miedo con cada pregunta que planteaba, odiaba sentirse así.

Tay olió enseguida la inseguridad de New y sonrió para sí, no era momento de hacerlo sentir más como el nuevo, quizás era hora de comenzar a entrenarlo en serio.

— Hace años... — comenzó quitándose las gafas — Trabajé en un caso de un asesino cuyo blanco eran chicas rubias de ojos azules, ¿No lo ves? Es un patrón, y cuando hay un patrón, estamos ante el mismo asesino, esto descarta que sean muertes "comunes", hay alguien que está matando a estas personas siguiendo el patrón de la consanguinidad, ahora debemos descubrir, ¿Por qué?