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Shoto estaba cansado, está vez su padre llegaría muy tarde a casa para fortuna de él, por el momento solo quería dormir una larga siesta, continuo caminando bajo la inmensa lluvia que comenzaba a inundar las calles, sus zapatos se mojaba y la sombrilla se sentía pesada, apresuro su paso para llegar a su residencia lo más pronto posible, al llegar abrió el portón principal para luego atravesar el camino de piedras y llegar a la puerta principal, suspiro ya bajo la mirada, en verdad no quería volver ahí aún cuando el viejo no estaba, abrió la puerta dejando el paraguas junto a sus zapatos en el suelo de la entrada, su abrigo mojado en el perchero, continuo prendiendo las luces, fue directamente a la cocina y comió una fruta, iba a darse un baño.

— Shoto — Endeavor, se suponía que llegaría en la madrugada, pero estaba sentado en el comedor con la puerta abierta esperando que él pasará por ahí — tengo una pregunta para ti — lo miro seriamente y él solo pudo devolverle una mirada monótona como hacía siempre, se sentía nervioso, ¿Que iba a preguntar? Cualquier cosa que no fuera sobre sus salidas y escapadas al departamento de Izuku — ¿A dónde demonios has estado saliendo todos los días? — no podía permitirse temblar no debía, la presión en su cuerpo creció y la sensación de ahogo aumento cuando la mirada sería de su asqueroso padre lo miró, su corazón iba a mil mientras continuaba con esa misma cara carente de emociones.

— a ningún lugar — no debía saber.

— lo he notado Shoto, sales todos los días cuando no estoy a algún lugar — esa dura mirada continuó con su juicio silencioso a su persona, buscando las señales de la mentira, la mirada inquisidora no le permitía ni respirar con todos sus movimientos siendo observados, debía ser aún más duro que este hombre aunque se sintiera como un gato asustadizo frente a un gran depredador — voy a darte una oportunidad, recuerda que no puedes juntarte con cualquier persona — esto era tan irreal aunque para él era rutina, Endeavor se paró de su lugar y caminó hacia él, tenía miedo, mucho miedo — Dímelo — no le diría una mierda.

— no —

— shoto —

— no voy a decirte nada — no tenía caso negar que ese hombre se equivocaba, el lo sabía y aunque ser el número dos te daba autoridad no podría simplemente ir por ahí preguntando por las cámaras de seguridad de toda la ciudad para saber a dónde demonios iba, la gente haría preguntas y el no podía responder que quería saber a dónde iba su hijo la mayor parte del tiempo, por eso mismo  no uso caminos concurridos y recurrió a caminar en callejones carentes de seguridad, jugando videojuegos al lado de su único amigo era el lugar donde podía dejar de preocuparse de este idiota, no revelaría nada — eso no te interesa — podía estar cavando su propia tumba pero era todo o nada.

— ¿Qué sucede contigo? Sabía que juntarte con la escoria te haría indisciplinado — se acercó más a él — debo corregirte antes de que te vuelvas un delincuente — se acercó cada vez más, la lluvia afuera era ruidosa, nadie escucharía sus plegarias aunque nadie nunca lo hizo, dió un paso atrás pero fue tomado del brazo por Enji.

— ¡Suéltame! — trato de soltarse de su agarre, era inútil, solo forcejeo inútil ante la imponente figura del "héroe" número dos.

— ¡No me levantes la voz! — dio un fuerte golpe contra su mejilla que casi lo tira al suelo, pero ese hombre no lo soltaba.

— ¡Dejame en paz! — estaba en crisis, no sabía que le sucedía, trataba de alejarse pero no le dejaba, quería huir.

— sea quien sea la persona con la que vayas ¡Te has vuelto un criminal! — no era verdad, él no era un delincuente.

— ¡No lo soy! ¡Ya déjame! — pero solo fue arrojado contra el suelo, el aire le faltaba pero aún así trató de ponerse sobre sus dos piernas para huir, logró su cometido empezando a cojear sobre su pierna, lo había lanzado tan fuerte y aterrizó sobre su muslo.

Nueva MetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora